lunes, 29 de agosto de 2016

Limpiar una casa


Cada espacio en el que convivimos es una parte de la sociedad. En esos lugares siempre habrá reglas, acciones, responsabilidades, etcétera, que tendremos que seguir para que los procesos y funciones sean desarrollados correctamente, o para no alterar el orden de ese espacio. La casa, la escuela, el trabajo, los parques, son sólo algunos ejemplos de lugares que tienen normas determinadas a seguir, la diferencia radicaría en que hace que cada movimiento en un espacio difiera de otro, y no encontramos otra respuesta más que las personas: su educación, su vida, su cultura, su religión...
            Este ejercicio nos ha hecho reflexionar no sólo sobre la forma en la que funciona la repartición de deberes en la casa, sino también en otros hogares. Pensemos en una casa en la que la madre no deja que los hijos hagan el aseo pero sí permite que sus hijas ordenen y limpien, esta simple acción evidencia que existe en esta casa una cultura antigua que la madre se niega a dejar. Por otra parte, pensemos en un hogar en el que la madre y el padre están de acuerdo en que se repartan los deberes y tanto hijos como hijas tienen que cooperar para recibir los mismos beneficios, enseñándoles implícitamente igualdad, respeto y responsabilidad.
            Volviendo a la idea principal, en un caso tan específico como lo es la limpieza de la casa podemos encontrarnos con que, aún dentro de los miembros del hogar existe una clara distribución de papeles, al igual que en cualquier lugar que requiera una organización de actividades. Por ejemplo, el miembro que aporta más dinero a la casa puede sentir que no es su obligación aportar de otra forma en el hogar, porque ya cumplió con traer el suministro necesario o el hermano mayor puede pensar que tiene el derecho de dar órdenes a los menores.
Existen también circunstancias que pueden cambiar los quehaceres de una persona, por ejemplo alguien que fue operado de la espalda no podrá realizar las mismas actividades del aseo que cualquier persona, lo más consiente es darle tareas más simples o menos de ellas.
Por otra parte, una persona que es independiente se dará cuenta de que las responsabilidades de la casa son diversas, tener un hogar limpio a diferencia de cuando los padres llevaban esa tarea es más difícil. Las relaciones y la repartición de deberes es diferente, pues la funcionalidad que se busca entre los miembros de la casa es más equitativa.
El convivir con gente de diferente forma de pensar, en cuanto a limpieza, puede llegar a generar conflictos, pero al mismo tiempo puede generar nuevas formas de organización ya que se comparte el mismo objetivo; el mantener limpia una casa. Lo importante es, entones, distribuir la limpieza de la casa de forma justa, agarrándonos de la idea de respetar a los demás y pensar en la forma en la que para todos es más fácil llevar a cabo esa tarea, pero también siendo pacientes y considerados con los miembros del hogar que nos rodean, pues no siempre tenemos en nuestras manos las mismas posibilidades.


Rebeca Alcaraz / Ricardo Alcaraz

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