martes, 4 de diciembre de 2018

Direccionales en Atemajac de Brizuela, ¿una simple medida de organización o el siguiente paso a la urbanización, turismo y propiedad privada?


Atemajac de Brizuela es una población localizada en la región sur de Jalisco, con aproximadamente 7000 habitantes, ha sido uno de esos pueblos estáticos en el tiempo, durante muchísimos años la resistencia a la cultura externa ha sido un tema polémico sobre todo por ser un pueblo celoso de sus tradiciones, su convicción religiosa y el tabú a lo desconocido.
Durante décadas, el municipio se mantuvo como uno de esos pueblos invisibles con los que cruzas por casualidad, entrar en Atemajac hace 20 o 25 años era transportarse en el tiempo; la adaptación a las olas de la modernidad occidental en la cuestión cultural, consumo y tecnológica llevaba tiempo, los elementos que hacían única a una década parecían detenerse y a veces estancarse en este lugar. No siempre fue esa resistencia conservadora ideológicamente que detenía el tiempo, la pobreza durante años ha mermado el progreso de los habitantes, y con esto no digo que el abrirse y estar al tanto estamos mejor, sino el contexto que se generó a través de los años que por hoy perdura y que honestamente tiene todo un lema de resistencia; el “¿porqué de las cosas? No se necesitan”.
Desde hace 20 años el pueblo ha sufrido una metamorfosis, el buscar el progreso en el sentido de bienestar por los habitantes se terminó mezclando con la brutal adaptación a las pautas culturales capitalistas. Atemajac desde entonces, se ha convertido en un foco de atención por la gran cantidad de recursos naturales que posee y el potencial económico que alberga en las tierras del municipio, y esto terminó por atraer todo tipo de proyectos y de personas, y al pueblo no le quedó más que adaptarse sobre la corriente.
Si bien, los puntos que han roto la realidad de los habitantes de Atemajac de Brizuela han sido bastantes, hay algunos que trascendieron a la fuerza y no hubo más que sometimiento ante los intereses económicos de muchos.


Lo que me llevó a hacer una reflexión ha sido la reciente instauración de señalamientos que le dieron direcciones a las calles el pasado 24 de septiembre del 2018, lo cual, convirtió algunas calles principales en avenidas de un solo sentido, lo cual por ende, generó un caos constante.
El proyecto del orden de las calles está bien planeado y el espacio de las calles es lo adecuado, dentro de lo que acontece viene también la habilitación y ampliación de los espacios peatonales en el centro histórico, el flujo avanzado de tráfico en fines de semana o eventos masivos en la plaza municipal, encontrar un orden incluso a la hora de estacionarse, ¿qué es lo que sucede entonces?
Nos encontramos entonces con el lema de “esto no se necesita, ¿para qué?”. El uso sugerido de las calles ha permitido descubrir bastantes detalles sociales y como perciben la realidad en la comunidad. Por una parte, existe ese desinterés y falta de consciencia por parte de la población, el lema del que hablamos, relacionado claro está por la posición que mucha gente tiene, la resistencia al cambio; el orden de las calles suele verse como una medida inútil, la falta de información y conducta vial permiten tales situaciones. La gente se siente excluida con el cambio, incluso, se ve menos movimiento de vehículos grandes de trabajo o gente a caballo rumbo a sus trabajos por la manzana principal.
Esto entonces, refleja una crisis general de cómo los cambios determinantes afectan sólo a cierta parte de la población, y que curiosamente tiene que ver con nuevamente la resistencia cultural y el paradigma que la población tiene sobre ellos mismos y sobre el pueblo.
Esto me llevó entonces, el análisis del contexto histórico a través de los años o por lo menos, desde la existencia de mi generación (donde se han visto los cambios más radicales y grandes).


En el año 2000 se llevó el mismo proyecto de implementación de señalar direcciones en las calles, y desde que tengo memoria, fue un fracaso total. Ese mismo año (y en la misma administración) se estuvo ampliando los servicios públicos y se tuvo una estabilidad incluso en los recursos naturales, se inauguraron dos tomas de agua que permitieron racionar el agua de las presas para evitar el uso privado.
Desde entonces las siguientes administraciones estuvieron trabajando en continuación de los proyectos de las anteriores. Pero fue en esa misma década (2000-2010) que se tuvo la apertura de manera intencionada de traer inversionistas para trabajar en el pueblo, ¿el pretexto? Convertir Atemajac de Brizuela en un “Pueblo Mágico”.
Desde entonces, los favores políticos y los beneficios económicos que estos percibían por la facilidad de permitir la obtención de terrenos y áreas públicas permitieron el ingreso de inversionistas con proyectos privados que hasta la fecha se han apropiado de áreas importantes. Por otra parte las administraciones de los últimos 9 años aceleraron este tipo de temas, las crisis y desfalcos millonarios.
Las administraciones priistas de los trienios del 2009-2015 facilitaron la llegada de empresas privadas que crearon varias zonas de cabañas y áreas ficticias de bosques, la llegada de empresas con proyectos de siembra de fresas y papas que en 10 años a la fecha, se han multiplicado, el narcotráfico y venta de terrenos a lo profundo de la sierra también. En esta misma administración se tuvo el acontecimiento de “la renovación de la plaza pública”, donde de manera histórica, el pueblo se manifestó en contra haciendo paro total y una marcha rumbo al ayuntamiento, quienes fueron recibidos por policía federal impidiendo el diálogo de los líderes del movimiento con el entonces presidente municipal.
En el último trienio, la estabilidad de los servicios públicos y de primera necesidad se estableció, luego de la deuda pública que dejó el PRI de 29 millones de pesos como castigo por la decisión democrática contundente que tuvo el pueblo, la administración tuvo pocos recursos para generar proyectos de trabajo y optó por seguir permitiendo la adquisición de tierras a las empresas e inversionistas con el pretexto de que generarían empleo a la gente de la comunidad, y se siguió privatizando y fragmentando más el área pública.



El desgaste del pueblo ha sido impresionante, los cambios vinieron con una gran cantidad de crisis fuera de la posibilidad de la sociedad para contenerlo o adaptarse, en el caso de las empresas que han implementado cabañas, fraccionamientos y siembra de alimentos de manera excesiva, han provocado una crisis ambiental que ha tenido que movilizar a los diferentes gobiernos a tomar medidas “adecuadas” a costa de la población para sostener el abasto de recursos a la misma.
Los cambios han sido constantes, el pueblo socialmente se encuentra fragmentado por la política, por los avances forzosos y la modernización inminente por construir el pueblo en una potencia turística, ya sea desde lo que pueda dar el pueblo o los sectores privados, y ha funcionado.
A lo que me lleva todo esto, es la violenta transformación que les ah tocado a todas las generaciones y que no han podido entender, no han podido asumir ni digerir, su poca visión o su paradigma de las cosas se ha visto en duda, pero sin lograr romperla, la transformación total del pueblo desde el derribe de la plaza y el mercado para construir unos nuevos, renovar calles, crear sitios turísticos o reacondicionar lugares tradicionales del pueblo, la llegada de negocios y atracciones que rompen con el estereotipo del pueblo, han tenido que obligar a las administraciones anterior y actual a realizar esquemas organizacionales públicas en el movimiento y desarrollo del pueblo, entre esas decisiones, la organización del tránsito que ha crecido.
Llegue entonces a la conclusión, de que el pueblo le han roto su realidad, no sólo desde el punto de los señalamientos direccionales, sino, es consecuencia de la expansión en todos los ámbitos, se ah creado un pueblo “nuevo” que se pueda vender al sector turístico.
La gente ya no siente el espacio público como suyo, se siente sin identidad y enajenada pero todo de manera inconsciente.
El problema con respetar o no las direcciones y que se pregunten “¿y esto para qué? da igual, es Atemajac”, no sólo es problema de conducta vial, sino de un proceso socio-histórico y cultural que se resiste al cambio, y es porque han llegado de manera violenta y seguimos sin saber, como trabajar de manera colectiva sin perjudicar a los demás para encontrar la adaptación, puede que este solo sea el principio de muchas cosas que estén por suceder, y por más mínimo y significante que sea esto, ha reflejado nuestra represión, pero también la falta de consciencia que impera en lo general.



Por: Jonathan Jesús Martínez Torres

No hay comentarios:

Publicar un comentario