domingo, 15 de febrero de 2015

Limpieza de la casa


         Esta es una actividad que muchas veces lo discuto con mi madre, puesto que en mi casa diario se hace limpieza, y en realidad –muchas veces-no hay mucho que limpiar, porque no hay nadie quien ensucie, pero es tanta la exageración de mi madre (al menos así lo creo) que todos los días esa rutina de limpieza y yo, nos encontramos. En mi casa vivimos cinco personas: papá, mamá, mi hermana, mi pequeño hermano, yo ¡ah! y una perrita.

Mi hermana casi no está en casa, así que las labores domésticas quedan a responsabilidad mía, de mi madre y a veces de mi padre. Una regla básica antes de salir de casa, es que cada quien limpie su recamara; esto implica tender la cama, poner en orden y en su lugar cada cosa, sacudir muebles, sillones, y sacar la ropa sucia (aunque está última casi siempre termino haciéndolo yo). El patio, por orden de mi madre es la primer cosa que se debe hacer al despertar, ahí duerme Julieta, nuestra perrita; así que diario se encuentra sucio y se debe limpiar antes que los malos olores comiencen a fluir. Esta actividad se supone que deberíamos hacerla mi padre o yo, pero en ocasiones mi madre se levanta antes que nosotros, y ella lo limpia, sólo a veces.

No tengo un orden especifico de qué hacer primero y qué al final, pero, generalmente comienzo por verificar la planta alta de la casa, revisando que cada cuarto esté en orden, y si no es así, tengo que limpiarlos yo, aunque no me gusta mucho (no por el hecho de limpiar, sino porque siento que invado ese espacio muy personal), después barro y trapeo cada recamará, el pasillo, las escaleras y listo, planta alta terminada. Mientras yo hago esto, mi madre se encarga de la cocina, me refiero a la limpieza del refrigerador, la estufa, el desayunador, los trastes, la barra donde se cocina… porque sólo ella se permite limpiar ese lugar, dice que es algo muy delicado y que sólo ella puede limpiar como le gusta. También se encarga de limpiar la mesa donde comemos.Pero, cuando mi padre está en casa, le toca lavar los trastes, porque eso sí, lo hace con tanta dedicación que quedan muy limpios y también le ayuda a mi madre en la cocina. Si hay algo que me molesta es ver los baños sucios, así que estos se limpian de manera superficial diario y cada tercer día o dependiendo se lavan los azulejos de las paredes, pisos, el mueble de las toallas, el lugar donde se ponen los jabones, el lavabo, el espejo, etc. Un conflicto en mi casa, es encontrar juguetes de mi hermano por todas partes, nunca falta plastilina tirada o cochecitos hasta en los baños. Y aunque él sabe que todo eso va en el bote de juguetes, nos tiene invadidos. Así que tengo que recogerlos, cosa que no es sencilla y tampoco divertida porque nunca termina.

La parte de la sala y el comedor, son lugares que habitualmente están ordenados. Suelo ser un poco exagerada con el acomodo de los tapetes de la mesa, me gusta que estén a una distancia precisa cada uno. También, los cojines de los sillones, me encargo de que siempre estén en forma horizontal. Así que después de que esto está como me gusta, sacudo las mesas pequeñas de la sala, el mueble, el televisor, limpio el teléfono y todo lo que se encuentra ahí. Se limpia también diario la cochera y se barre la calle. Mi hermanito, se encarga de limpiar las puertas, el pasamanos de las escaleras y cosas sencillas para él.

Al final, barro y trapeo la sala, cocina y comedor, y listo… parece que todo queda en su lugar. Aunque hay días que se hace limpieza más a fondo, es decir lavar vidrios, limpiar focos, cambiar colchas, etc. Pero eso es otra historia, y aunque pareciera una actividad simple, no lo es.

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