Limpieza de la casa

Limpieza en la casa

En la casa habitamos mi pareja y yo además de 3 perros. La casa es chica, tiene sólo un cuarto, cocina-comedor, un patio pequeño y un baño. A pesar de que la casa no sea grande normalmente está tirada, sin embargo a la hora en que necesitamos algo siempre sabemos dónde encontrarlo.

De recién que empezamos a vivir juntos, yo había asumido la responsabilidad de la limpieza de la casa por mi condición de género, sin embargo, con el paso del tiempo me he negado a continuar con ese rol impuesto desde un principio por mi. Ahora somos los dos los que nos hacemos cargo por igual del aseo de la casa, hemos trazado un plan de actividades para cada uno.
 Entre semana lo único que se hace es fregar los trastes, sacudir la cama y el aseo de las suciedades de los perros, que en su mayoría de las ocasiones soy yo quien las hace por la disponibilidad de tiempo.

El domingo es cuando dedicamos el día para dejar reluciente el hogar, así que me di a la tarea de observar cómo es que llevamos a cabo estas actividades. 
En el proceso de las actividades y con la observación,  he llegado a la conclusión que aunque después de revelarme por ser yo quien cargara con el desgaste de la doble jornada y que hablado esto con él se llegara al acuerdo de ser ambos los que colaboremos en las tareas de la casa, las actividades no dejan de ser asumidas por cuestión sexual. Aún cuando teníamos una bitácora donde se señalaba las tareas que debía hacer cada quien, inconscientemente cada uno realizó tareas que considerábamos que nos eran más fáciles de hacer o que estábamos acostumbrados a hacer. Es decir, mi pareja, que es hombre, se encargaba de las reparaciones en la casa en tanto que yo al mismo tiempo realizaba tareas que me resultaban familiares y las hacía de modo repetitivo, inclusive ya sabía que iba hacer después de que concluyera determinada actividad.

Con este trabajo me he dado cuenta que inconscientemente se han repetido los patrones de asignación de tareas por cuestión de género.