lunes, 9 de marzo de 2020

¿Para qué sirve realmente un sociólogo?

Carolina Ojeda Aldrete

En lo personal no comparto con algunas ideas que ha propuesto Zygmunt Bauman en sus diversas obras. Sin embargo, lo expuesto en el libro ‘¿Para qué sirve realmente un sociólogo?’ expone argumentos que me hicieron replantearme aspectos relacionados a la “ciencia social” que estudio.
            La sociología ha estada marcada por los intereses políticos, sociales y económicos que rodean a la sociedad y al mismo sociólogo a lo largo de la historia. Entre la objetividad y una imaginación –o mirada– sociológica, la forma de ver a los sujetos interactuando y su análisis está rodeado de diversas problemáticas metodológicas y hasta epistémicas. Desde querer posicionarse y parecerse a una “ciencia natural o dura” hasta separarse (a través de la misma academia) de sus sujeto de estudio, la sociología está en constante cambio como el mismo mundo.
            Bauman menciona que un rol fundamental de la sociología es exponer las naturalizaciones sociales incrustadas en el sentido común desde una postura crítica a la percepción de la realidad social. Empezar a dejar de ver todo como nos ha sido dado es un trabajo de deconstrucción continuo, en especial para los que se dedican y estudian en este ámbito, sin embargo, posicionar a un sujeto común que no tiene acercamiento a esta clase de información es un problema real y que sigue perpetuando las dinámicas diarias.
            Por estas mismas razones, el sociólogo Zygmunt propone que la sociología sea un canal para la decisión y camino para la acción, enfrentando lo que afecta a la sociedad. Esto no quiere decir que esta disciplina sea una guía, sino, que es una propuesta para cuestionarse el cómo funcionan las dinámicas sociales, cuestionar y conocer lo que nos rodea a través del conocimiento sociológico. Así, se le puede dar voz y aprendizajes a los sujetos conscientes.
            Finalmente coincido totalmente con la intención de Bauman a guiar a la sociología a la praxis, que no se limite a brindar datos y hacer investigaciones que terminan alejándose de sus sujetos de estudios, los sociólogos deben de reintegrarse a lo humano, salirse de su zona académica privilegiada, donde solo critican sin proponer o intervenir. Al fina la vocación de los sociólogos sería “aportar orientación en un mundo que se reconoce como cambiante (…) observando los cambios y sus consecuencias a la vez que examinando, a través de la investigación sociológica, las estrategias vitales para responder a dichos cambios”. Se necesita una sociología consciente.

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