miércoles, 22 de abril de 2020

¿Muchacha estás casada?, Muchacho ¿queda algo sagrado?


 Muchacho ¿queda algo sagrado?


Universidad de Guadalajara: Lic. en Sociología
Isaac de J. Palma Córdova
02-04-2020
  



Siempre se produce esta sensación de extrañamiento ante lo diferente. Uno queda ante el límite de lo “normal”.  Sobre todo en un documental como este, pues, realmente no se dice mucho de lo que estamos observando, es decir, no hay interpretador de lo que estamos viendo. Es una experiencia burda, incluso bruta de la alteridad. Es lo que vemos, sin alguna mediación que nos permita entender las normas de los gitanos. Resulta aún más impactante el saber que comparten tu ciudad, como una comunidad sin reconocimiento, que tiene su propio idioma y de gran herencia histórica. El documental tiene esa particularidad, colocarte en una situación de extrañamiento, solo te deja ahí, frente a lo distinto.

            Pero esta experiencia me ha dejado atónito, más de lo usual con relación a experiencias similares. Y radica en el interés por mantener las tradiciones y las normas de su comunidad. Realmente las entrevistas no explican el por qué de sus tradiciones, ni las razones de su intención por mantenerlas. Sin embargo, las preservan. Probablemente muchas de esas tradiciones que estén fundadas en una cuestión de temor o miedo a la corrección social interna de la comunidad. Pero la cohesión social se presenta explícitamente: los integrantes de la comunidad gitana tiene muy clara la línea moral, la importancia de la tradición. Aquí, lejos de especular la razón por la cual se preserva una moral muy definida, en conjunto con sus ritos, quisiera, pues, señalar otro acontecimiento paralelo a estas formas de vida.

La modernidad, en su desarrollo, ha pulverizado muchas tradiciones, opresoras o no, se ha devorado las tradiciones, normas y costumbres de miles de comunidades. Más, existe una figura paradójica que anhela el regreso de lo destruido: el patrimonio cultural inmaterial. La UNESCO  (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) busca reforzar los vínculos entre naciones por medio de las culturas. Para ello recurre a la declaración de patrimonio cultural que pretende salvaguardar elementos culturales de las naciones. Resulta interesante pensar que se trata de una nominación que “intenta” devolverle un halo sacro a las tradiciones. Sorprende aún más que resulte necesaria está figura para preservar las tradiciones, desde una promoción estatal. Y me surge la pregunta de ¿Cómo es que llegamos al punto de necesitar algo así para cuidar la cultura?

Al mirar a los gitanos en Guadalajara y Zapopan, nos preguntamos si ellos necesitan de tal nombramiento para preservar su cultura. La cultura, no se asigna o se reconoce, se hace con las personas que la viven día a día y que la respetan ¿Por qué la necesidad de recurrir a un organismo internacional? ¿Qué es lo que realmente pretende la UNESCO al nombrar culturas? ¿Qué esconde la necesidad de una marca-nación?

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