miércoles, 27 de mayo de 2020

Cuarentena y limpieza cotidiana




Cuarentena y limpieza cotidiana



Universidad de Guadalajara: Lic. en Sociología
Isabel Domínguez Álvarez
Isaac de J. Palma Córdova
27-05-20

Realizamos un ejercicio de observación y comparación acerca de la limpieza en nuestras casas antes y después de la cuarentena en donde se tomó en cuenta la participación en las labores, los recursos, los espacios que son prioritarios y quien toma las decisiones en cuento la repetición de las labores. 

Previo a la cuarentena
Durante la cuarentena
Observación de Isabel 
Las personas que se dedicaban a la limpieza en mi casa precio a la emergencia sanitaria eran mujeres, mi madre, yo y mi hermana. Contábamos con recursos como escoba, jabón, trapeador, en general los utensilios de limpieza básicos. Teníamos como prioridad limpiar la cocina, los baños así como lavar la ropa sucia y de cama. Usábamos la lavadora sólo para la ropa de trabajo de mi padre y la ropa de cama mientras que el resto lo lavábamos a mano. Yo me encargaba de lavar los trastes casi a diario además de toda la limpieza que implica tener a un perro en casa, mi hermana tenía la tarea de barrer y trapear por lo menos dos veces por semana, mi madre lavaba la ropa de mi padre al igual que la suya también cocinaba y hacía todo lo que estaba a su alcance. Cuando mi madre estaba en el  trabajo yo y mi hermana nos repartíamos el trabajo de toda la casa. Las decisiones de cómo repartirse el trabajo las tomaba mi madre. 
Cuando comenzó la emergencia sanitaria la dinámica cambió aunque las personas que se dedican a la limpieza continúan siendo las mismas. Los recursos utilizados cambiaron ya que la compra de cloro y jabón se convirtió en lo principal.  Limpiar el piso cloro se volvió la prioridad así como la limpieza de los zapatos para ello nos dividimos en trabajo entre las tres. Ahora que la ropa tiene sé que lavarse rápidamente usamos más la lavadora. Mi hermana cocina ya que no va a la escuela mientras que yo estuve un tiempo sin hacer trabajo doméstico por una reacción al uso continuo y el lavado de manos, después casi todo era repartido entre mi hermana y yo. Las decisiones de cómo repartirse el trabajo doméstico todavía son de mi madre. 
Observación de Isaac 
Mi madre es la base económica de la familia. Mis hermanos estudian por la mañana y casi no colaboran con elaboración de los alimentos. Mi hermano de en medio tiene un trabajo fijo, el cual le permite solventar sus gastos y de vez en cuando dar. Yo me la paso la mayor parte del tiempo fuera de casa. Así que tampoco colaboró lo suficiente, mi madre trabaja por la mañana en una escuela y por la tarde en la casa. Mi hermano menor se desliga de la labores del hogar por completo.  La cocina es lo prioritario, por el uso continuo. mis hermanos y yo nos  repartimos algunas tareas pero, insisto en que la batuta la carga mi madre.
Mi madre tomó pleno liderazgo de los procesos sanitización . Al principio resultaron molestos, pero reconocimos la importancia de estas medidas, aunque siempre implica un cambio en los detalles de las actividades cotidianas. Por el momento, mi madre es la que sigue proveyendo la comida, yo me he quedado sin fuentes de ingresos entonces le ayudó con su trabajo. Algo que no hemos podido equilibrar totalmente es la repartición de tareas domesticas, mi madre es la que sigue haciendo más que todos, seguido de  mí, y posteriormente mis hermanos. La convivencia tan constante ha incrementado ha desgastado la relación pero también hemos encontrado distintas maneras de relacionarnos. El espacio prioritario sigue siendo la cocina, pero la limpieza general ha tenido que ser más intensa. Mi hermano de en medio está trabajando y de cierta maner se ha deslindado de su labores domésticas bajo la justificación de “que él trabaja”.

La presencia de la mujer sigue siendo predominante en el trabajo doméstico (no remunerado). Es claro, que si bien en la última se han discutido muchos temas alrededor del género, parece necesario vital seguir mirando a la dinámica cotidiana de las familias, puesto que es ahí donde se tiene sus cimientos el orden patriarcal. Tal como apunta Max Weber: 

La penosa definición de estos hechos aparentemente inútiles es un ejemplo de que precisamente “lo evidente por sí mismo” es aquello (por intuitivamente vivido) que menos suele ser pensado.   (Weber, Max. Economía y Sociedad, 1974, 36) 

Será justo pensar  que la cuarentena es una crisis que puede desembocar en dos posibles acontecimientos: El primero, y el más triste, es que todo se mantenga igual y se refuercen los roles de género dentro de la dinámica familiar, dadas la necesidad de vivir dentro de casa. El segundo, es que la crisis se haga tan aguda que obligue o lleve a las personas a  cuestionar los procesos internalizados incluso los que no se vieron tan directamente afectados como las pequeñas actividades cotidianas. 

Tenemos la esperanza, que la cuarentena abra la posibilidad de un cambio radical en la forma de entendernos y que se manifieste en la materialización de nuestras acciones, o mejor aún, que la forma de entendernos sea consecuencia de una transformación de nuestras acciones. 

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