Víctor
Manuel Buenrostro González
Trabajo
final
Complejidades
Sociales Que Estigmatizan El trabajo Sexual.
Introducción
Desde la conquista de los
pueblos prehispánicos, por parte de las coronas Española y Portuguesa las vidas
las civilización pertenecientes al
territorio geográfico al que posteriormente se le nombro América fue
condicionada desde todas sus matices desde
cultivo de la tierra, las formas
relacionarse entre sí, desde lo religioso , lo laboral y hasta el
comportamiento sexual, a partir de este punto el comportamiento sexual fue
condicionado ,reprimido y juzgado .El
comportamiento sexual femenino fue en especial, el punto principal para
determinar que se debe considerar malo y
bueno .
En este trabajo se busca hacer
un análisis hacia una representación social que se formuló con la conquista del
pueblo prehispánico, como lo es prostituta,
la cual se le ha representado históricamente como una persona indecente e
impura. Este señalamiento de carácter desaprobatorio proviene de las creencias
religioso y morales que trajo consigo la conquista.
En este trabajo se exponen las
tres perspectivas más representativas que estudian este fenómeno como lo son la
abolicionista, reglamentista y la Perspectiva Pro- trabajo en donde se tratara
de exponer por qué esta última perspectiva mencionada es la que desde mi punto
de vista analiza mejor este fenómeno.
Desarrollo
La
epistemología de la complejidad 2004
El pensamiento del filoso Edgar
Morin puede ser un buen punto de partida, puesto que en su análisis que el realiza hacia las ciencias
en general desde cualquier disciplina que estas se posicionen, todas las
ciencias solo se enfatizan en analizar fenómenos desde sus propias perspectivas
teniendo diálogos con solo aquellos que dominan una ciencia en específico. Lo
cual para Morin esto representa un problema puesto que el conocimiento en
general esta construido solo por parcialidades que solo dan explicaciones de la
realidad de forma parcial sin abrirse al dialogo.
Este pensamiento creo que es
un punto importante en el tema expuesto
puesto que a pesar de que en teoría la mayoría de las naciones del mundo se
definen así mismas como libres de
creencias religiosas en la construcción
y accionar de sus leyes, en caso particular de México todavía responde a una moralidad y creencias
religiosas cristianas e incluso las perspectivas que estudian la prostitución
como la abolicionistas y reglamentistas
son las posturas que reproducen esa moralidad y son estas posturas analíticas a las que recurren
la mayoría de los países cundo se trata de regular el comportamiento sexual y
la prostitución incluso acompañadas de posicionamiento científico .
Lo que deja claro que la formulación
de leyes, a un están influidas por un carácter de moralidad religiosas y por consecuencia
no analizan todas las complejidades involucradas y los actores que están
precedentes en este fenómeno.
Perspectivas
teóricas Del Tema
Para conocer las postura
teóricas del tema nos acercaremos al trabajo de Valentina Montoya
titulado ¿Trabajadora sexual o “víctima perfecta”? Límites en el acceso a la
justicia.
Se toma este trabajo, puesto
que esté expone de manera general, las tres perspectivas teóricas más
representativas de que abordan este tema. Como lo son: la perspectiva
abolicionista, la reglamentista y la perspectiva pro-trabajo sexual, además de
exponer las distintas posturas teóricas sobre el tema expone y señala las
complicaciones sociales que trae consigo cada una de estas posturas en el
acontecer diario de los actores involucrados en este hecho social. Además de
ser las perspectivas que están en constante debate y desde sus posturas se
establecen leyes que condicionan la vida social
Perspectiva
abolicionista
Los
abolicionistas totales proponen una prohibición absoluta del ejercicio de la
prostitución. Para los Estados que tienen esta aproximación, la prostitución es
ilegal y las tres partes en la relación: la prostituta, el proxeneta y el
cliente, son criminales. Esta perspectiva se ha denominado prohibicionista
(Halley,2008). Los abolicionistas parciales consideran que sólo debe castigarse
una parte de la relación, ya sea el cliente o el proxeneta, y la prostituta es
la víctima; por lo cual el Estado está en la obligación de protegerla,
rescatarla y no criminalizar su actividad económica (Anderson, 2002) (Halley,
et al., 2008). Los neo-abolicionistas consideran penalmente responsable al
cliente. Esta óptica ha sido adoptada, entre otras, en Suecia y EEUU
(Jakobsson, et al., 2011). (Montoya Pp.144 y 145)
Desde la perspectiva
abolicionista se encuentran las visiones más radicales, pues se desprenden
voces como el discurso patriarcal donde la dominación hacia la mujer es total y
legitima el uso del cuerpo y de la actividad sexual solo bajo el matrimonio o
dentro de una relación afectiva. Desdé esta perspectiva se enfoca en castigar a
la trabajadora sexual por su comportamiento donde se coloca a la prostituta
como una delincuente.
Por otro lado, está la
perspectiva feminista radical, que se opone al ejercicio de la prostitución
pues legítima la idea del hombre y su dominio hacia mujer al grado de solo
verla como un objeto material para su goce personal. En esta perspectiva se
enfoca en penalizar solo a los clientes o llamados proxenetas, convirtiendo a
la prostituta en una víctima sin voluntad propia.
Es importante señalar como las
visiones más radicales que se hacen presente en
perspectiva, como los son los grupos conservadores y el feminismo
radical que parecieran ser diametralmente opuestos en sus posicionamientos pero
que encuentran un punto en común las dos posturas buscan el sancionar por el medio que sea la
práctica de este trabajo y las
complicaciones que esto trae consigo.
Las observaciones de este
autor ante estas dos posturas es que lejos proteger a las trabajadoras sexuales
se orilla a que estas se alejen más de los organismos y autoridades encargadas
de proteger sus derechos y al mismo tiempo les dan más armas a los proxenetas
para abusar de las mujeres por su miedo de estas a ser tratadas como
criminales.
Perspectiva
reglamentarista o regulatoria
En
cuanto a la perspectiva reglamentarista que también se ha denominado liberal o
de normalización, la prostitución es indeseable, pero es un mal inacabable y
por eso la salida es regularlo. Se legaliza su ejercicio, pero se reglamenta el
cómo, el dónde y el cuándo. “Muchas grandes ciudades tienen una zona de
tolerancia, donde a ciertas horas esté permitida la prostitución” (Polanía, et
al., 1998, Montoya p.149)
Pero esta perspectiva aún está
lejos de ver esta actividad social desde todas sus dimensiones, la autora
enfatiza el acceso a la justica para las trabajadoras sexuales, pues de
antemano hay un rechazo a la práctica de este trabajo, porque, pese a que éste
es tolerado, las personas que realizan esta actividad, no cuentan con las
garantías jurídicas que cualquier otro trabajo establece.
En la mayoría de los países
del mundo el trabajo sexual está regulado bajo una perspectiva reglamentista
que si bien no sanciona el ejercicio de este trabajo tampoco protege a quienes
realizan este trabajo.
La autora Montoya lo señala
presenta un término llamado vergüenza-repugnancia para describir la relación
entre las trabajadoras sexuales y las autoridades, por un lado, las
trabajadoras sexuales las cuales no se sienten que encajen en ese molde de la
sociedad y por otro lado está la visión de Estado que tiene que responder a su
papel como un representante de la moralidad.
Con esto se genera un vacío
legal, pues las prostitutas como tales no tienen un mínimo de garantías como en
cualquier otro trabajo que está bajo el respaldo de la autoridad, como lo es la
oportunidad un crédito bancario, la oportunidad a la educación y a una vivienda
digna. En caso de los hechos relacionados con su profesión como abusos o
maltrato físico el término utilizado por la autora describe muy bien esta
dinámica vergüenza-repugnancia la prostituta no se siente cómoda y de ante mano
sabe que existirá un prejuicio por su profesión y al mismo tiempo las
autoridades, no bridan apoyo alguno ante este fenómeno por la naturaleza y
prejuicios a su alrededor.
Marco
jurídico
En cuanto su regulación
Jurídica el trabajo Sexual o Prostitución esta normalizado desde una
perspectiva reglamentista en todo el país, como ya se señalizo esta postura en
particular no sanciona la trabajadora sexual en ejercicio de su trabajo, pero
tampoco le brinda las garantías que cualquier otro trabajo garantiza. Además de
dejar expuesta a ser víctima de robo a y agresiones por parte de las mismas
autoridades y cualquiera persona debido al estigma bajo el cual se tiene a este
trabajo.
En año 2013 en la actual
ciudad de México se reconoció al trabajo sexual como trabajo no asalariado se denomina
ha si aquellas actividades comercias que si bien no están incorporadas al
trabajo formal y derechos que este otorga. Las realizaciones de estas
actividades no son sancionadas, como lo son las personas que lavan autos, las
personas que venden dulces y el trabajo sexual.
La sentencia 112/2013 del PJF
hecha por juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito
Federal.
Esta sentencia da el derecho a
las personas que así lo desean, a ejercer el trabajo sexual con libertad sin
ser detenidas por el ejercicio de este trabajo
y el auxilio de las autoridades
en caso que sean víctimas de algún delito.
Su modo de operación consiste
en el uso de credenciales que legitiman la mayoría de edad que tienen su
portadora como también el pleno consentimiento de su cuerpo como herramienta de
trabajo.
Perspectiva
Pro-Trabajo
Como un tercer posicionamiento
ante esta actividad se encuentra es la perspectiva pro-trabajo el cual su
principal argumento es la posibilidad que las personas tienen para decidir
sobre la autonomía de su cuerpo y que cualquier actividad relacionada con este
debe estar separada de cualquier implicación moralista
El trabajo sexual posibilita el ejercicio del
derecho de las personas sobre su cuerpo y su autonomía sexual (Chuang, 2010;
Pp.151). En la medida en que la persona ejerza el trabajo sexual, de manera
autónoma y conscientemente, esta profesión debe protegerse como cualquier otra
labor remunerada. En este plano la trabajadora sexual es un agente que no debe
ser condenado, ni rescatado.
El término de “trabajadora
sexual” ha sido adoptado por organismos que luchan contra el Sida (Ahmed, 2011)
como la “International AIDS Society”, así como por colectivos de mujeres
dedicadas a la labor sexual como el grupo “Hetaria” y la “RedTraSex” en América
Latina. Lo expuesto, parte de una estrategia de normalización, reclamación de
derechos laborales, acceso a servicios sociales y a justicia (Bru, 2006; Red
TraSex, 2007; Montoya, p.151 )
Esta perspectiva busca señalar
la importancia y la necesidad de utilizar el término trabajo sexual, para
distanciarse de otras dos perspectivas que analizan este tema, como lo son: las
perspectivas abolicionista y reglamentista.
Desde la perspectiva
pro-trabajo se exponen argumentos contra el abolicionismo y el reglamentarismo.
Primero, se argumenta que la criminalización y estigmatización de las
trabajadoras sexuales lleva a mayor explotación y posibilidades de trata
(Jakobsson, et al., 2011). Se generan incentivos económicos para los dueños de
los clubes y para las redes de crimen organizado, que no serían tan altos si
las trabajadoras sexuales fueran remuneradas de manera justa (Jeffreys, 2009).
A su vez, para quienes defienden la óptica pro-trabajo, las feministas
anti-prostitución o radicales re-inscriben la victimización de las mujeres al
reforzar la idea del trabajo sexual como degradación. Desde esta perspectiva
deben destruirse los mecanismos que apartan a las mujeres de los hombres, sin
diferenciar las labores en las que las mujeres son predominantes por el hecho
de ser mujeres (Halley, et al., 2008 p. 351). (Montoya p.51).
Su principal reclamo de esta
perspectiva es la separación y estigmatización a la que se le suele asociar a
las trabajadoras sexuales como delincuentes o victimas sin respetar su agencia
que tiene como personas, pareciera que se subestimara su capacidad de razonamiento
y criterio en la toma de decisiones desde las perspectivas abolicionistas. Lo
que invita reflexionar y preguntar ¿cómo es que se genera la
estigmatización?
El
estigma social hacia la trabajadora sexual
Para este apartado nos
acercaremos al libro (Estigma de Erving Goffman 1963 ) parte de las construcciones que las
personas hacen hacia otras, partiendo desde su simple apariencia,
dicha apariencia debe estar acompañada de un modo comportamiento, el cual sea
compatible con su forma de vestir, a esta construcción social el autor la
denomina identidad social virtual.
La cual está en constante
conflicto, con la construcción social llamada identidad social real, pues con
base en estos elementos es que el estigma surge como tal, pues cuando una
persona no se comporta de acuerdo con la estructura previamente formulada, la
señalización se hará presente. (Goffman
P. 11)
.
La estigmatización social de la prostitución
está ligada preferentemente a la construcción de los roles de género, canaliza
la desconfianza y agresividad social hacia la sexualidad femenina y mantiene su
vigencia por la funcionalidad que posee para controlar la conducta sexual y
social de las mujeres no prostitutas, al tiempo que sirve para neutralizar el
potencial cuestionador que puede extraerse de cualquier práctica marginalizada”
(JULIANO, 2003a: 179 citado en p.36. LA PROSTITUCIÓN FEMENINA EN LA COMUNIDAD
VALENCIANA 2005 ).
La sexualidad es una
construcción social que legitima su comportamiento y manifestaciones bajo otras
mismas contriciones sociales que funge como guía del comportamiento mismo de
las personas, creando figuras estigmatizadas del comportamiento sexual
expuestas a la violencia.
Dicha violencia se basa más en
el comportamiento de la feminidad y un control patriarcal de su comportamiento
y el trabajo sexual, es conceptualizado, así como un fenómeno que compromete
dicho estigma de comportamiento en especial el de la mujer.
Los
tipos de estigmatización delincuente, viciosa y victima
Para Garaizábal, el imaginario
social-sexual atribuye tres identidades a las prostitutas: la de ‘delincuente’,
animada por las políticas en materia de seguridad en los diferentes niveles
institucionales; la de ‘viciosa’, basada en la aplicación de un doble criterio
de moral y ‘buenas costumbres’; y la de ‘víctima’, con base diferentes
motivaciones, pobreza, trauma, maldad masculina y que tiene el perverso efecto
añadido de incapacitarlas para decidir sobre sus intereses (Garaizábal, 2007:
43 y ss.). Todo ello consecuencia de que: socialmente se establecen ciertos
límites a la iniciativa sexual de las mujeres que no existen para los
hombres... La ‘puta’ es la representación por excelencia de estos límites. Su
estigmatización y la condena moral que recae sobre ellas son la expresión del
castigo con el que la sociedad responde a la transgresión de estos mandatos
sexuales”. (P.96 citado en la tesis prostitución y Sociabilidad .El cliente en
perspectiva emic 2014 ).
Un
elemento más que cabe la pena rescatar entorno a estigmatización es el
reduccionismo al que la persona está sujeta, en este caso las mujeres
trabajadoras sexuales pues el simple término de la palabra ¨puta¨ con la simple utilización de esta palabra las
son separadas de cualquier vínculo social
al que están sujetas como esposa, madre ,hermana o incluso si la persona
funge otras labores fuera trabajo sexual todo este tiende a desaparecer el
simple uso de la palabra designa a lo peor que la sociedad pudo generar.
La estigmatización social
hacia la puta o prostituta surge puesto que históricamente es presentada como
la forma más baja a la que la mujer puede ocupar dentro de la sociedad.
Construcción
de la realidad, Comunicación y vida cotidiana Una aproximación a la obra de
Thomas Luckmann
Creo que el pensamiento de
Luckmmann puede ser de utilidad puesto que el establece que en la construcción
de la realidad social el lenguaje representa una parte importantísima pues
mediante este que las sociedad le dan orden y significado a su realidad con la
simple utilización de una palabra esta puede condicionar la vida de las
personas para bien o para el mal.
En sus
análisis sobre el lenguaje y la Comunicación, Luckmann se centró en los
símbolos y en los signos como componentes del acervo de conocimiento. Para el
autor, el lenguaje es el principal medio, tanto para la construcción social de
la realidad como para la mediación de la realidad construida socialmente. El lenguaje
“es el portador del acervo de conocimiento social, pero también es un sistema
de acción y por lo tanto, se actualizará en situaciones de interacción
concretas y en procesos contingentes” (DREHER, 2012, p.97). De este modo, el
lenguaje es un sistema de signos que sirve para mediar la realidad.
El
Fulgor de la Noche 2017
Con ayuda de la autora Marta
Lamas y su libro titulado, (El Fulgor de la Noche, 2017)
En donde expone y amplia esta concepción del comportamiento sexualidad como una
contrición social y como toda construcción social, su construcción obedece a
una serie de condicionamientos subjetivos propios de una cada sociedad, pero no
guardan una conformación única y uniforme cada sociedad construye su
comportamiento sexual.
En caso de México la misma
introducción de la palabra ¨puta¨ y todas las connotaciones negativas con la
que esta palabra es asociada fueron impuestas con la llegada de la corona
española como lo seña Lamas a través de Enrique Dávalos.
Antes de la llegada de los
conquistadores españoles, en nuestro país la prostitución era un hecho común y
corriente. Al parecer, en la época prehispánica existieron varias formas de
prostitución : la hospitalaria (la sociedad azteca conoció la fórmula de
recibimiento a los extranjeros) la religiosa o ritual ( que alegraba el reposo
del guerrero o las últimas horas de la victimas destinada al sacrificio)
(Enrique Dávalos 2002 , P.21 citado en
fulgor De a noche)
Para los religiosos por sus
concepciones, creencias y valores sobre la sexualidad era inconcebible tratar,
el placer y las prácticas sexuales sin condenarlas a la vez. (Lamas P.21)
Respecto a la prostitución
religiosa, en México las (alegres) constituían no solo una especie de premio
para los guerreros destacados, sino que además eran protagonistas de
ceremonias. Tal parece que ciertas sacerdotisas o monjas de los templos /
escuelas cumplían funciones sexuales / religiosas. (Lamas P.21)
Es interesante este apartado
en donde se narra como convivía la practica sexual y religiosa sin que esto
significara un generador de conflictos sociales y que estén expuestos a
señalamientos.
Dávalos insiste en que
Sahagún, siguiendo el esquema ideológico hispano dividió a prostitutas y
sacerdotisas, distinción que los frailes remarcaron a partir del modelo europeo
de las rameras y las monjas. Aunque los frailes trataron de separar a las
sacerdotisas de las alegres, la oposición entre putas y decentes (Dávalos P.22)
Naturalización
de la sexualidad
Históricamente el
comportamiento sexual de los seres humanos es algo que se le busaca juzgar
desde lo funcional o normal, desde luego la prostitución al menos desde una
perspectiva europea influida por el pensamiento judío cristiano ya juzgaba el
comportamiento sexual de las personas.
Michel Foucault en su libro la historia de la
sexualidad menciona que comportamiento sexual esta siempre regulado desde la
misma estructura donde personas realizan sus actividades desde su forma de
vestir y de actuar desde el momento en que nacen las personas y a lo largo de
su desarrollo, a éstas ya se estará imponiendo una forma de ser y de actuar de
acuerdo a los genitales sexuales.
La determinación del cómo
debería ser el comportamiento sexual de las personas corrió en un principio a
cargo de la religión, posteriormente el determinar el cómo se deberían
comportar las personas estuvo a cargo de la medicina. (Foucault, 1976)
La creación de como las
personas y conductas desviadas sirvió como punto de diferenciación entre la
conducta sexual correcta e incorrecta, la creación de la homosexualidad,
ninfomanía, lesbianismo etc. Son construcciones sociales que legitiman a
aquellos que siguen las pautas de que políticamente y socialmente se le considera
normal y crean una estigmatización en aquellos que no siguen estas formas de
comportamiento.
Creo que trabajadora sexual se
le podría colocar a la par de los señalamientos de los que son parte las
personas transexuales, lesbianas gais etc.… es decir todas aquellas personas
que tratan de legitimar su comportamiento sexual fuera de los estándares que
marca la sociedad como normal o anormal.
“La
sexualidad está anclada en el cuerpo, su estructura o fisiología no determinan
directamente la configuración o el significado de la misma. Si ella fuera así,
la sexualidad de las diversas culturas sería uniforme y nada más lejos de la
realidad, como la antropología y la historia nos demuestran. Sin embargo,
existe en la mentalidad de las sociedades occidentales la idea de que el sexo
es algo ahistórico y eternamente inmutable” (OSBORNE, 1989: 134-135 citado en
LA PROSTITUCIÓN FEMENINA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA” p.41 2005).
Según
este planteamiento, el sexo no es sólo una propiedad del individuo, tal como se
propone desde las posiciones esencialistas, sino fruto de una construcción
social que enmarca y desde la que se
valoran todas las prácticas sexuales. De esta manera, la responsabilidad de
todos los problemas relacionados con esta actividad pertenece a la esfera
individual. Mientras que la sexualidad sea concebida como un fenómeno biológico
o como un aspecto de la psicología individual, no será susceptible de un
análisis político en el que realmente cobra su sentido. Con todo, el
conocimiento científico y la cultura tradicionales que sostienen que los modos
de pensar y las instituciones dominantes son el resultado de la biología y por
lo tanto, intrínsecos, eternos y no cambiantes– son ideologías que, comúnmente,
apoyan las relaciones de poder existentes (OSBORNE, 1989: 135, citado en LA
PROSTITUCIÓN FEMENINA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA” p.41 2005).
¿Es la prostitución un
trabajo? Tesis Psicológica, núm. 3, noviembre, 2008, pp. 54-69 Fundación
Universitaria Los Libertadores Bogotá, Colombia
En
un sistema patriarcal requiere generar el modelo normal del trabajo afectivo
sexual femenino, que encarna la «buena mujer». Y para que ésta exista se
necesita el arquetipo opuesto, la prostituta, sobre quien recae el estigma. Se
trata del agente más castigado de los que interviene en el campo de la
prostitución. además, la referencia de
cómo no debe comportarse la buena mujer (p. 3). 61
la
psicología, que ha colaborado a legitimar la desigualdad entre sexos al
patologizar psicológicamente a todas las mujeres que transgreden los límites
normativos, reforzando el estigma y dando validez científica a las prácticas
discriminatorias por parte de las instituciones públicas contra las prostitutas
mediante el mismo mecanismo utilizado para racionalizar la exclusión de otros grupos
sociales.
Hasta este punto podemos
determinar que el comportamiento sexual y todas las formas en que este se
manifiesta incluida la prostitución o
El trabajo sexual es una construcción social la cual está sujeta a cambios y que
el análisis a la que a esta se le quiera someter debe involucrar a todos los
actores involucrados en este fenómeno. Principalmente a las protagonistas de
este hecho social como son las
trabajadoras sexuales y tal vez el punto más importante sea de vincular la
dirección moralista de la ciencia solo bajo los valores morales judío
cristianos y el posicionar a estos como únicos y universales.
Con esto en mente podría
colocar a la trabajadora sexual como una forma nueva forma de autonomía
corporal puesto que contradice el modelo patriarcal de la sociedad y afirma su
agencia como un ser pensante racional y libre para disfrutar de su sexualidad
independientemente de los fines que éste tenga.
Conclusiones
Desde mi perspectiva la
postura teórica Pro-trabajo es una postura la cual reconoce y respeta, la
agencia de las mujeres trabadoras sexuales, puesto que las legitima como
personas pesantes y razonables consientes de la utilización de su cuerpo como
una herramienta más para ganar dinero. A diferencia de las posturas
abolicionista que solo busca y sancionar el comportamiento de los actores
involucrados en este hecho social, buscando víctimas o victimarios, y la
postura reglamentista que solo busca la incivilización de este fenómeno y de
los actores involucrados dejando a la trabadora sexual sin protección
alguna.
Además de cuestionar el lugar
que como sociedad se le da sexualidad. Puesto que históricamente, en el
imaginario de la vida social ideal, el trabajo humano como medio mediante
el cual se genera riqueza, pareciera
que para generar esa riqueza solo pueden estar involucrados ciertas partes del
cuerpo humano y el que una persona utilice sus genitales como una herramienta
de trabajo es algo que es difícil de concebir como sociedad, cosa que la
postura pro-trabajo busca abrir un paradigma ante esta postura.
Estableciendo que el
calificar, el comportamiento sexual como malo o bueno, es una construcción
social y como tal está sujeta a cambios.
Bibliografía
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Artículos
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Marta García Rizo, Construcción de la realidad, Comunicación y
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Revista Brasileira de Ciências da Comunicação, vol. 38, núm. 2, juliodiciembre,
2015, pp. 19-38 Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da
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Pachajoa Londoño, Alejandro;
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Psicológica, núm. 3, noviembre, 2008, pp. 54-69 Fundación Universitaria Los
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Valentina Montoya ¿Trabajadora sexual o “víctima perfecta”?
Límites en el acceso a la justicia. Prisma Jurídico, vol. 11, núm. 1,
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Tesis y trabajo de
investigación
La Prostitución Femenina en la
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Francisco Majuelos Martínez,
Tesis Doctoral, Prostitución y
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emic , UNIVERSIDAD
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