martes, 11 de febrero de 2014

Ejercicio #1 Cecilia Padilla

Aparentemente limpiar la casa es cosa fácil.  Supuestamente todos tenemos hábitos de limpieza, nos gusta ver la cocina, sala, baños, sobre todo baños limpios,  y los cuartos bien recogidos y cada cosa en su lugar.
Un amigo dice que la limpieza en una casa es fácil, cuando solo viven dos, porque con el tercero entra la discordia. Y es que entre dos personas no hay espacio para la confusión. Pero qué pasa cuando hay tres. Ahora imaginen en mí caso que vivo con siete personas. Ocurre un fenómeno llamado ceguera de taller. Te acostumbras a ver casi siempre no tan limpio. A veces más y a veces menos.
Es una casa de asistencia donde vivo, estamos estudiantes que manejamos horarios diferentes y tenemos hábitos diferentes. Me encanta vivir aquí, siempre hay compañeros y buen ambiente pero un tema difícil es la limpieza. Por lo general siempre hay trastes sucios y una cocina no muy limpia. Ponernos de acuerdo para la limpieza de la casa es casi imposible. Unos no estamos en la casa a ninguna hora y otros entran y salen con amigos. Los intentos por ponernos de acuerdo han sido múltiples, con distintas dinámicas y formas de organización. Nada ha funcionado, los sistemas que inventamos fracasan antes de que empiecen.
Los sociólogos siempre tratamos de entender e intervenir en situaciones díficiles, y queremos intervenir en problemas como Palestina e Israel pero a veces a nuestra realidad inmediata no le podemos hacer mucho.  La es una de esas situaciones que no es fácil de abordar. Y es que, por ejemplo en mi casa, siempre que se pregunta, ¿quién dejo los platos sucios? ¿Quién tiro esto? No hay respuesta. Todos dicen que ellos si lavaron sus platos o que ellos ya hicieron sus labores. Entonces pienso: Vivo con las personas más limpias del mundo, entonces porque siempre la casa esta tan sucia. Creo que la respuesta es que nadie se hace responsable de sus actos y a nadie le gusta que le digan qué hacer.
Para este ejercicio, aproveche que la mayoría de mis roomies estaban comiendo juntos, entonces les dije: Ey chicos, ¿y si nos ponemos a limpiar la casa después de que acaben de comer? Algunas como que si se apuntaron y otros como que se hicieron las despistadas y otros de plano dijeron que no. Entonces dije: hay que fijar un día a la semana para limpiar la casa. ¿Qué día se les facilita? Y nos embaucamos en una extenuante discusión.  Al final resolvimos que nos dividiríamos en parejas para mantener limpias las diferentes áreas de la casa. Y que limpiaríamos 2 veces por semana. Iniciando la siguiente semana. En realidad no es tan malo, digo, no vivimos en basurero. Pero un poco de limpieza no vendría nada mal.
Creo que esta es otra de las dinámicas que no tendrán mucho éxito, de cualquier manera siempre lo resolvemos. Casi siempre pagamos a alguien para que nos ayude. Por lo pronto ya nos hemos organizado pero hoy, hoy la casa sigue igual.

Hasta la siguiente semana comenzamos… 

1 comentario:

  1. jaja, esa "ceguera de taller" pasa mucho en mi casa también. Suerte con la limpiada Cecy.

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