sábado, 27 de enero de 2018

La epistemología de la complejidad. Edgar Morin




Argenis Parral Lara.            


En realidad, lo que dice el autor tiene sentido en cuanto a que muchas son las cosas, los objetos, los estudios, las metodologías, las teorías, los pensamientos filosóficos, las ideologías del mundo, etc., las que muchas veces nosotros viralizamos y conocemos, pero no nos ponemos a pensar qué es lo que hay más allá de ellas, es decir, solemos conformarnos con lo que se nos dice sin siquiera meditar o sin tratar de entender lo que se nos está diciendo (o enseñando) acerca de algún tema, y cuando tal sucede no podemos ni sabemos analizar la complejidad que denota la formulación y la estructura de cada una de estas cosas, porque no se le ocurrieron a algunos sujetos locos así de la nada, sino que después de tanto estudio, métodos, comprobación y demás es que llegan a diferentes teorías para tratar de explicar y de justificar sus posturas subjetivas que muchas veces se enseñan como objetivas.
La complejidad de las cosas se ve en todos lados y con cualquier situación, nosotros podemos tener en nuestras manos un teléfono celular de hace unos 10 años, y sin embargo, podríamos manejarlo de una manera muy sencilla pero sin si quiera saber los circuitos que lo hacen funcionar, lo que hay de dentro del teléfono y lo conforma, el tiempo que le costó a los fabricadores del celular fabricarlo, incorporarlo a una compañía por medio de un chip igualmente hecho con códigos y cosas propias, cositas que nosotros no vemos o nos interesa ver porque sencillamente solamente queremos el teléfono para conocerlo, saberlo usar, saber jugar con él y para comunicarnos. Hoy en día la mayoría de las personas tienen un celular y algunas de ellas no lo utilizan para llamadas o mensajes (SMS), sino para navegar y bobear en internet, lo cual llama la atención que el uso original del celular que es la comunicación como la de un teléfono en casa, solo que a éstos se les llama móviles por lo mismo que sirven para comunicarse estando en cualquier lado y no solamente en el hogar. Uno en estos tiempos no se pone normalmente a meditar que originalmente el celular sirve para comunicarse y no para meterse a internet, no porque no lo sepan, sino porque eso ya no importa.
Esta complejidad de las cosas las vemos en cualquier lado, en casa, en la escuela, en el trabajo, en la manera en la que nos relacionamos con los demás, en los ritos religiosos, en la política, en la manera en la que se hace un plan de estudios, en la estructuración de un idioma, etc., aunque eso sí, muchas veces nosotros pensamos tener la razón sobre ciertas cosas que no son lo que nosotros pensamos, podemos creer o imaginar que la realidad de algún asunto es esto cuando en realidad es este otro, y así, por más que hablemos tan retóricamente para hacerle ver a otros nuestra equivocada postura acerca de algo y estos otros se la creen, no significa que aquello que recibieron y aceptaron como real sea real, así muchos se van con esa finta y piensan estar más cultivados que aquellos que no hayan aceptado esa postura por tener otra que, en ciertos casos, puede tener la razón.

Entonces pues, debemos aprender a mirar el mundo con muchas miradas y no mirar únicamente de una única manera, tenemos que estar abiertos a lo que se dice de alguna cosa desde diferentes puntos de vista para que, así conociendo esos puntos, sepamos discernir bien cuál es la que más se aproxima a la realidad (o el que da con la realidad). El conocimiento cuesta, sí, es complejo en sí mismo, la complejidad es compleja de entender porque no se trata de ser conformistas, sino de ir más allá de lo que nos han contado y atestiguar si en realidad se ve aquello que se nos enseñó que era verdad y que muchas veces no lo es.

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