El hombre-camión un modelo
contrainstitucional.
En
el documental “El Hombre Camión”, realizado por Caracol Urbano en colaboración
con el Proyecto En Ruta del ITESO, se señala que tanto los chóferes como los
usuarios son victimas del propio modelo de transporte público de la Zona
Metropolitana de Guadalajara pues carece de parámetros que lo regulen por parte
de las autoridades o instituciones. Para el presente trabajo intentaré hacer
una síntesis de algunos puntos clave que consideran los realizadores de dicho
documental en el que se muestra parte de la realidad que configuran ciertos actores
involucrados sin ningún tipo de coordinación para eficientizar el transporte
urbano.
El
contexto en el que se inserta esta problemática refiere al crecimiento poblacional
en el Área Metropolitana de Guadalajara que cuenta con 4.5 millones de habitantes, dicho crecimiento es desordenado
y favorece a los intereses del negocio urbanista, materializado en vivienda
ubicada en la periferia metropolitana, lo que ocasiona que la población se
disperse y necesite cotidianamente recorrer grandes distancias en el territorio
urbano. A pesar de que el camión urbano no es atractivo para la población, 3
millones de personas lo utilizan a diario.
El
servicio es deficiente por varias razones, principalmente los camiones se
encuentran en mal estado; se desplazan a alta velocidad a veces cruzando calles
cuyo semáforo se encuentra en rojo, o en sentidos contrarios para ganar el
pasaje (ocasionando accidentes); mal trato por parte de los conductores hacia
los usuarios (confrontaciones); limitado acceso para adultos mayores y personas
con alguna discapacidad; a estos factores habría que agregar el mal estado de
las calles y la falta se señalamientos viales. Los autores mencionan que son 200
rutas de camiones las que circulan en la zona metropolitana, y que la Alianza
de Camioneros de Jalisco es la concesionaria con más unidades y la más antigua,
pero que desde los años 80s se opone al Plan de Ordenamiento del Transporte
Urbano y a la regulación del servicio organizando con paros camioneros para
obtener aumentos en las tarifa y “favores” por parte de los gobiernos
estatales.
El
modelo de hombre-camión consistió en que cada transportista pudiera ser dueño
de hasta tres camiones para ofrecer el servicio de transporte a la ciudadanía, pero
cabe destacar que a la fecha existen 5 mil dueños que administran las unidades
de manera independiente y no existe coordinación entre las rutas, generando así
la competencia por el pasaje y la saturación del espació público en puntos de
mayor tránsito y demanda de movilidad. Asimismo éste modelo funciona para los
patrones como una empresa en el que el gobierno concesiona el autobús pero no
el servicio, por lo tanto no es posible encausar la planeación del servicio de
manera coordinada y eficiente impulsando indicadores de calidad, seguridad y
confort.
Las
irregularidades que detonan el deterioro del modelo según los transportistas
son los actos de corrupción por parte del gobierno en contubernio con actores que
funcionan como prestanombres, esta situación escapa de cualquier tipo de
reglamentación. En otras palabras, se piensa más en un negocio redondo
aumentando el parque vehicular (camiones) para favorecer a las autoridades y
concesionarios, que en un servicio de trasporte público en el que se beneficie
a la ciudadanía; esta situación se refleja en la perdida de 1 millón de
usuarios del transporte urbano en los últimos 10 años.
Por
otro lado se explica que el transporte colectivo que opera fragmentado sin planeación
y regulación lo padecen los conductores quienes son sometidos física y
psicológicamente a las exigencias del modelo, pues deben competir principalmente
por la ganancia diaria del patrón y posteriormente por la de ellos. Ante esta
situación empiezan a organizarse algunos operadores del transporte en defensa
de sus derechos laborales, con el argumento de cambiar su situación laboral se
aspira a la par a cambiar las condiciones del transporte público para los
usuarios.
Como breves conclusiones.
Si
el sistema no cambia en sus elementos constitutivos de reglamentación jurídica
y organizacional no cambiará en esencia el servicio colectivo de transporte.
Por lo tanto el análisis debe ser orientado por la crítica a las instituciones
ineficientes envueltas en lógicas de corrupción
e impunidad contrarias a reglamentar y vigilar el funcionamiento del
servicio de transporte público, pues es evidente que no son actores
protagónicos del cambio social urgente, pues ven en la necesidad social de los
desplazamientos urbanos un negocio de intereses perversos. La transformación
del sistema del transporte público debe procurar la inversión transparente que
impulse un modelo sustentable que se ajuste a las necesidades colectivas, de lo
contrario las personas continuarán convenciéndose de no usar el transporte
colectivo privilegiando así el transporte privado, por lo que habrá que
considerar el aumento de los siguientes datos que afectan la calidad de vida y
la convivencia social en la ciudad.
- En la ZMG el 98%
del parque vehicular refiere al transporte privado y solo el 2% al
transporte público.
- En el automóvil
se dan las condiciones ideales para ignorar al otro.
- A la circulación vial de la ciudad ingresan
diarios 380 automóviles.
- Se calcula que en la ZMG hay un automóvil por
cada 2.5 habitantes.
- En 2010 el 80% de recursos públicos para el
desarrollo urbano en Guadalajara fueron destinados a obras que benefician
a los automóviles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario