Es un espacio cotidiano, hay muchas personas. Se hacen
procesos de socialización inmediatos y efímeros. Todo tiene que ver con las decisiones
personales, pero estas decisiones son también colectivas. Las personas pueden mostrar
educación o vale madrismo. Forma
parte de un paisaje cotidiano. Para muchos, es un trayecto ineludible que causa
estrés y fatiga. Para los que lo usan no muy frecuentemente, no les resulta
caro, pero para los que nos es necesario diario y varias veces al día, se nos
puede ir la mitad de la quincena.
La mayoría de mis amigos tiene una historia que contar acerca de esta experiencia.
Y es que subirse al camión es toda una complejidad que
inicia mucho antes de abordar la unidad móvil. Por lo general tienes que
tomarlo con mucho tiempo de anticipación porque los recorridos son largos ya
sea por la cuestión de la ruta o por el tráfico.
El primer reto es que te de la parada ya que a veces, suele
ocurrir en los días en que se te hizo un poco tarde, ni siquiera se paran.
Entonces tienes que pensar en una estrategia para poderlos cazar. Si se paran
tienes que correr hasta donde se hayan parado. Una vez que te subes a ver si te
aceptan en trasvale o la credencial. Si no, pues a pagar tarifa completa $7
pesitos.
Depende de que tan lleno este el camión ocurre un fenómeno que
me agrada llamar “el escaneo general”
que es cuando todos te barren de arriba abajo. No es que me importe el
qué dirán, pero tantas miradas al mismo tiempo, suele cohibir. Si va muy lleno,
la gente te voltea a ver con cara de “ya somos muchos ¿no?
Si hay asientos y hay varios
disponibles pues elegir cuál, este se puede elegir por seguridad, por si pega
el sol, o por las personas que se convertirán en tus compañeros durante los
siguientes minutos u horas.
Si no hay asientos, tal vez algún caballero te deje el
asiento (cosa que es verdaderamente rara). En el caso de que te toque parado te
preparas para que inmediatamente que se desocupe uno, apañarlo.
¿Pero qué tal si alguien lo necesita más que tú? Con las
miradas tal vez se pueden poner de acuerdo y uno tiene que ceder.
Como mujer te expones a agarrones, miradas insinuantes,
piropos o que un intrépido te quiera sacar platica con fines de ligue. Todas las
anteriores resultan un tanto incomodas.
Supongamos que te logras sentar puedes observar que hay
muchas personas que van con sus celulares, otras leyendo, muchos durmiendo y otras
simplemente pensando…
Eso suena bastante tranquilo, pero ahora imaginen tres de la
tarde con el sol, niños llorando. Sudor,
olores, prisas muchedumbre un sauna. Empujones. Tráfico.
Se sube alguien a cantar, luego alguien que vende discos. Luego
alguien que vende de comer, luego alguien que pide para un medicamento si
ayudaras o compraras a todos los que se suben: ni hablar. Por lo general
siempre hago recorridos largos y me han tocado hasta cinco personas que ejercen
estas labores. Puedes hacer juicios valorativos de quien lo merece, quien no.
Los asientos reservados es otro factor, en lo personal me
molesta mucho quien no los respeta. Se me hace un acto muy egoísta y gandalla. Pero si hay alguien como un anciano o una mujer embarazada y la persona no se levanta inmediatamente es intimidado por miradas de reproche
En los camiones me ha tocado ver de todo: historias un tanto
tristes, otras que te dan coraje. Algunas cosas me causan gracia. Pero
finalmente las distancias y el ritmo de vida nos ha orillado a que esos sean
nuestros espacios de socialización. Paso mas tiempo con desconocidos en los camiones de los que
puedo pasar con amigos y familiares.
El ajetreo nunca para, por la noche toda
la gente ya va muy cansada después de una jornada laboral y sabe que el camino
a casa es largo.
Tal vez dadas la circunstancias de inseguridad, no sea muy
conveniente, pero yo siempre trato de entablar una charla amena con temas como el clima. Gozar al de al lado. me he llevado muchos sustos, me he perdido varias veces. Pues por un momento estas confiando en la persona de al lado, sino sabes muy bien como llegar o dónde bajarte le puedes preguntar y ya se forma un lazo de confianza, pues yo confío en su palabra y no por elección sino porque no hay de otra. Nadie va a venir a ayudarte, por eso ayudémonos los que vamos juntos.
Andar en camiones ¿es complejo? Si. Desesperante tal vez, pero de
vez en cuando te tocan ver imágenes que te hacen el día...
Fotografía: El hermano mayor, Yahaira Padilla/R-275B
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