miércoles, 7 de septiembre de 2016

Actividad de observación en la escuela

Las elecciones a consejeros universitarios en la UDG están cerca, por esto no es extraño encontrar alrededor de los espacios del CUCSH a estudiantes que participan en la promoción de sus candidatos. Identificables a simple vista por los carteles, por su vestimenta, por la campaña, etcétera, estos estudiantes nos mostraron la forma en la que tomaban sus decisiones, la organización que tienen y parte de sus actividades personales, no concernientes a los recorridos alrededor de la universidad.

                Antes de entrar de lleno en el análisis de su conversación, cabe destacar la implicación que tienen las campañas en la universidad, los consejeros son instancias de gobierno que toman decisiones de manera colegiada en beneficio de los estudiantes; el pertenecer a este grupo de personas supone un poder dentro de la universidad y ciertos privilegios. Sin embargo en los departamentos de Sociología, Letras, Historia, Filosofía, Antropología, entre otros, los consejeros presuponen a un conjunto de personas que no harán nada y se llevarán hasta el café de la oficina; sus pensamientos no suelen distar demasiado de la realidad, hablamos por lo menos de los consejeros anteriores, en donde cierta señorita se llevó dinero para su intercambio a Perú. A lo que queremos llegar es que esta actividad se vuelve más difícil, equiparable a las elecciones estatales del país, los alumnos tienen la idea de que cualquier persona que entré al poder buscará su beneficio. Por esto la tarea de la campaña se ha vuelto una labor de convencimiento en la que el que da más es el mejor candidato, salvó aquellos que quieren dar hasta el cielo y sólo les falta traer la Biblia en brazo.

                Los alumnos que participan al lado de los consejeros, no buscan sólo el beneficio de los estudiantes, sino el poder que conlleva tener un amigo en el puesto. Como estudiantes, al encontrarnos frente a los participantes no podemos evitar desconfiar y plantear una idea sobre ellos, que en la mayoría de los casos seria la imagen de un político corrupto que como mexicanos conocemos bastante bien. Es entonces, cuando las reuniones que ellos tienen para realizar su campaña se vuelven más complicadas, no sólo tienen que convencer a los alumnos de que voten por ellos, sino de que por lo menos vayan a votar, pues esta práctica se ha ganado su impopularidad entre los alumnos. Pensemos ahora en la labor de convencimiento vista en la publicidad (palabras, visitas, calcas, carteles), pensemos en el trasfondo que hay en ella, aquellos eslogan que transmiten futuro, aquel color azul claro que busca dar tranquilidad y confianza al espectador, o el rojo que intenta demostrar fuerza y valor contra los que busquen oprimir a los estudiantes; hay toda una psicología de palabras, colores, imágenes y logotipos detrás de su campaña, producto de discusiones, decisiones  y acuerdos tomados entre ellos.

                ¿Podemos ver ahora lo complejo de aquella reunión? Un convivio que culmino en el trabajo de algunos estudiantes y el descanso de otros, tuvo probablemente una discusión sobre los problemas que enfrentaba su campaña, los beneficios que traería su victoria, las apuestas que se hacían durante el enfrentamiento entre candidatos, entre otras cosas.

Ahora bien, ¿cuáles fueron las acciones concretas que pudimos observar mientras estos alumnos dialogaban? Lo primero que llamó nuestra atención fue que el grupo completo de estudiantes atendían con mucha atención las indicaciones de uno de los miembros; parecía pues que este estudiante era el líder o coordinador de la brigada. Mientras éste daba algunas indicaciones al resto del grupo pudimos percatarnos que varios miembros notaron nuestra presencia. Aunque estábamos lo suficientemente alejados como para pasar desapercibidos, a algunos miembros del grupo les pareció sospechoso que estuviéramos observándolos con tanto detenimiento. Notamos que algunos de ellos empezaron a murmurar entre si y después varias miradas se volcaron sobre nosotros, los observadores. Inmediatamente nos percatamos de que habían notado nuestra presencia. Al parecer creyeron que pertenecíamos a un grupo adversario pues de manera inusitada terminaron la reunión y comenzaron a dispersarse. Solo algunos de ellos permanecieron en el mismo sitio; resultó evidente que una vez concluida la reunión se volcaron a platicar sobre temas ajenos a sus actividades políticas: su desenfado, risas y actitudes nos lo hicieron patente. Ahora parecían más bien un grupo de estudiantes comunes y corrientes que se habían reunido en una banca para sentarse a conversar y comer. Notamos que una de las bancas contiguas al punto de reunión estaba desocupada y decidimos desplazarnos allí para levantar las sospechas que habíamos suscitado momentos antes. Estábamos lo suficientemente cerca como para escuchar las conversaciones que sostenía nuestros sujetos de observación, pero no logramos identificar en su charla algún elemento relevante para poder comprender el sentido de la discusión que habían tenido momentos antes. Tras unos minutos de charlas personales el resto de los estudiantes observados tomaron sus pertenencias y formaron un pequeño grupo que partió rumbo a la facultad de derecho.


Una vez que el grupo observado se desintegró comenzamos a discutir y hacer inferencias en torno a las observaciones que logramos captar. Mientras nos dirigíamos de regreso a la clase para dar por terminada la actividad entablamos una amena conversación que nos permitió rescatar los puntos más relevantes del proceso de observación para coordinar nuestro relato en torno a esta experiencia compleja.

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