Un acercamiento a la construcción social
Los hombres se creen
libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son
ignorantes de la causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la
esperanza
Baruch Spinoza
La recepción de cada espacio o idea debe de verse desde cierto conjunto de
circunstancias que le rodean, factores culturales, económicos, sociales,
políticos, gubernamentales, educativos, etcétera. Podríamos empeñarnos en
deslindar estos factores de los espacios y de los que convergen en él, pero
perderíamos el significado y el uso de dicho espacio, sólo nos quedaríamos con
la imagen. Y puede que esta signifique algo para el espectador, sin embargo un
parque puede ser un simple parque o puede ser el parque en el que varias
culturas se encuentran, como El parque Revolución conocido popularmente como El
Rojo. Por una parte, el espacio es definido por quienes lo utilizan, por otra,
es definido por las posibilidades que presenta, sus cualidades. Dichas
cualidades no son más que atributos que las mismas personas que lo visitan, lo
habitan, lo observan como medio económico, lo definen culturalmente, le otorgan.
Es decir, los ciudadanos dan imagen y uso al espacio, hacen que el lugar gire
exclusivamente hacia lo que se quiere representar y a las necesidades que
muchas veces son creadas por las mismas personas.
Como es bien sabido, la
sociedad ha creado espacios para aquellos que no encajan en la estructura
deseada, locos, asesinos, rateros, enfermos, etcétera, se buscó una forma de
mantener a margen lo que perturbaba la “paz” que las personas necesitaban. Sin
embargo esta forma de alejarlos los convirtió también en motivo de miedo y
aversión, inconscientemente o muy conscientemente las personas son reticentes a
tratar con alguna persona que sea diferente. Aunque la cultura en la que se
vive nos muestra que debemos ser incluyentes, la sociedad no nos enseña a
serlo, como consecuencia no podemos convivir con ellos, porque esa convivencia
se ve limitada por la incertidumbre, tal vez no a ser dañados por ellos sino
todo lo contrario. El hecho es que las palabras no encajan con la acciones, la
sociedad está acostumbrada a buscar personas que sean similares a ellos, se
empaña en seguir una tradición, y aquí no me refiero a que las personas no
quieren salir del siglo XX o que tratamos de ser como nuestros padres y
abuelos; sino a que si encontramos un grupo cultural, una sociedad intelectual,
artística, un grupo que vive de fiestas, parecido a nosotros, lo más seguro es
que nos empeñemos en adherirnos a este y creemos una tradición en el sentido en
que si el grupo cambia conforme lo pide el tiempo nosotros cambiaremos con esas
personas que nos rodean.
Por otra parte las
leyes buscan incluir a todos en las normas que rigen al país. Incluirlos según
sus características, pues no se juzga de la misma forma a un loco y a una
persona dueña de sus facultades mentales, por ejemplo. Decir que somos libres
de estar y hacer lo que queramos o necesitemos es una “realidad”, no obstante,
existen márgenes que no nos permiten hacer uso o estar en algunos espacios. De
cualquier forma en la que veamos algo, no se puede negar que los lugares son
creados para alejarnos de lo que nos es indeseado. Estamos frente a otra forma
de “encerrar locos”, de separar a las personas según sus cualidades (y
“cantidades”). Estas formas que no dicen directamente que se trata de excluir o
mantener a margen a otros, no dejan de ser una opción que los sujetos utilizan
para estar más cómodos. La exclusión de estos espacios debe verse desde los
operadores materiales, las conexiones y utilizaciones de los sistemas locales y
los dispositivos de saber, y no desde el aparato jurídico o lo socialmente
aceptado (Foucault, 2000), pues cada persona puede manipular el sistema para
poder obtener la libertad que se menciona, las normas no son precisamente no
cambiantes, está en el error que las precede encontrar la forma de usarlas a
favor de lo que se busca. Hemos encontrado otra forma de apartar aquello que
nos incomoda, creamos o frecuentamos espacios sólo para nuestros semejantes,
con fines ya establecidos e identidades dadas.
Cada lugar tiene su forma
de decir este espacio es para un grupo bien definido de personas, incluso en
internet el discurso no cambia, los anuncios, espectaculares, bromas,
propaganda, tiene un público al que van definido; pero al contrario de lo que la
sociedad enseña y lo que dice la ley que todos somos libres de estar en donde
queramos y de consumir productos según nuestro gusto, hay ciertos estándares
que no nos permiten acceder a estos lugares y no porque no podamos llegar ahí
con nuestros propios pies, sino porque el lugar busca atraer a ciertos clientes
y no entramos en esa categorización, al entrar al lugar probablemente
sentiremos la extrañeza, no sólo porque el lugar es ajeno a lo que estamos
acostumbrados, sino porque ahí seremos un elemento ajeno para los que
frecuentan el espacio. Y es que los productos para definir a su público se
meten con las características de las personas altura, talla, gustos, economía,
cultura, edad. Nuestra actualidad no es muy diferente de nuestro pasado como
sociedad, tenemos bien definidas las áreas y sus usos. Incluso entre culturas
el acceso a lugares es limitado por los factores ya dichos. Si no, pensemos en
el problema que representa para algunos nombrar “Puerta de Hierro” o “Fabricas
de Francia”, probablemente cause temor al bolsillo; o nombrar “Las Huertas” o
“Km 13” temor por la inseguridad.
La realidad y el conocimiento de un lugar no será el
mismo que la de otro. Estas diferencias es más fácil percibirlas de un país a
otro, no obstante, pueden ser lugares vecinos y no encontrar un punto de
encuentro. Por ejemplo, el conocimiento que tiene un enfermo mental no será el
mismo que tiene un psiquiatra. Cambiando el ejemplo a algo más cotidiano y
menos contrapuesto podríamos decir que el conocimiento de un abogado no es el
mismo que el de un ingeniero en sistemas, es precisamente esta diferencia en
conocimientos lo que hace que unas personas se junten con otras; el abogado
puede no tener ningún interés en sistemas por lo tanto se inclinará más en
acercarse a otro abogado que puede ampliar o discutir su campo de interés. Esto
no sólo ocurre entre intelectuales; gustos musicales, vestimenta, visuales,
etcétera, influyen plenamente en las decisiones de las personas. Y entonces
usamos los conocimientos y gustos para limitar nuestro campo de interacción con
otros. Percepción e impresión, son
algunas de las acciones que nos permiten limitar nuestro entorno a uno más
deseado. Necesitamos identificar campos conocidos en los que podamos movernos,
construimos una barrera que los mantenga dentro y que fuera de ellos este
aquello que los perturba.
Pero no se trata sólo de una cuestión de gustos e
intereses. Dice Luckmann y Berger “las
acumulaciones específicas de "realidad" y "conocimiento"
pertenecen a contextos sociales específicos” (1995: 15), esto nos permite
abordar otro tema el de “La realidad de cierta sociedad”. El lenguaje nos
permite proponer una realidad de acuerdo a nuestras referencias culturales,
adquirimos esas referencias conforme convivimos en nuestra sociedad, pero
debajo de todo ese sistema que en palabras suena simple pero se encuentra en un
sistema complejo de nuestro mundo, sólo un extranjero encontrará todas las
diferencias que no son posibles de captar con una simple mirada, le será
difícil integrarse con los demás ciudadanos y ¿qué es lo primero que hará ese
extranjero? comparar su realidad con la que está viendo y tratar de encontrar
un punto en el que sean similares, sólo de esta forma podrá encontrar algo de
coherencia y solidez en esa sociedad que le es ajena.
Sin embargo no sólo los
extranjeros son tomados por sorpresa por otros lugares, a nuestra propia
generación le puede parecer extraña lo antiguo, que hasta cierto punto no nos
pertenece. Pero también lo culto, lo artístico, lo informático, lo científico,
etcétera, todos los textos son diferentes en contenido y forma, poéticos,
informativos, narrativos, visuales… cuando creamos algo inmediatamente lo
estamos monopolizando, le hemos puesto tanto de lo que sabemos y de nuestra
forma de pensar, que es acumulativa, que lo situamos en un nivel cognitivo
accesible sólo para algunas personas. Dicho de otra forma, si he creado una
pintura en la corriente del cubismo sólo los que conocen aquella corriente
alcanzarán a saber completamente el grado de significación que tiene, por el
contrario, aquellos que la desconocen se limitaran a admirar aquellas imágenes
simétricas que conforman el cuadro.
Cada lugar o discurso
nace como un generador de sentido, que bien puede seguir una corriente
existente, modificarla o crear la propia en base a la existente, pero sea cual
sea el camino que este siguiendo cierto discurso, la realidad es que lleva
consigo, por lo menos, un elemente pertinente que le ayuda a sus objetivos. La
sociedad es conscientemente cambiante por un lado e inconscientemente cambiante
por el otro, si se crea un discurso en cierta rama social probablemente esté
lleno de la ideología perteneciente a ella, la persona presente es consciente
de que la rama necesita un cambio o una forma de adherirse a sus necesidades
para representar sus ideas, siguiendo en esta línea, pensemos en las personas
que decidieron terminar con aquello del machismo y seguir una línea de respeto,
son plenamente conscientes de la necesidad de cambiar aquellas ideas por la
problemática que representan. Por el otro lado de la línea, están aquellas
personas que creen que no están cambiando, pero lo hacen, pensemos en el
ejemplo anterior, si existen los que son contra las prácticas del machismo
existen los que están en pro de ello y creen que mientras ellos no cambien nada
cambiará. Pero la ley ya cambió y sus acciones se ven limitadas por esta porque
si lo que hacen sale a la luz pueden ser condenados por la sociedad o por las
normas. Aunque tratamos de concebir a los discursos como elementos cerrados, el
sistema nos obliga a abrirlos y modificarlos, de lo contrario podríamos romper
esa cadena de sentido que se viene dando.
Los discursos actúan
como generadores de sentido en relación con los universos en los que entran en
contacto. Su función social y de significado se adecúa, de la misma forma
cierta sociedad recurrirá a cierto tipo de discursos para en base a ellos
reafirmar su ideología. Esa ideología se ve plasmada en el espacio, pensemos
por ejemplo en el mercado, pareciera que se construye una tienda de ropa y
todas las tiendas del mismo tipo comienzan a construir alrededor de ella.
Entonces comienza a mercantilizarse el lugar, se vuelve un sitio de encuentro
para todo aquel que necesite ropa nueva, unido a esto surge también la
competencia, pues el objetivo es el mismo, vender. De las características que
presentan los espacios según las personas que los ocupan, surgen otras
características que son más bien decisiones del que gobierna en el espacio. La
configuraciones urbanas se hacen generalmente por proyectos, si un lugar es muy
visitado o transitado por autos, lo más seguro es que sea arreglado para un uso
más cómodo y accesible para las personas. Esto también está muy ligado al
crecimiento económico del lugar, y la administración política.
Pero el espacio también
es definido por otros factores. El crimen y la violencia están ligadas a
lugares que son abandonados por la policía y por las personas, lugares que en
cierta hora del día permanecen solos o faltos de iluminación, por ejemplo. Si
hablamos de ladrones, están las personas que se ponen de su lado pues creen que
algunos tienen la necesidad de hacerlo, pero hay otras personas que creen que
al ratero no se le debe justificar porque daña a otros. Sin embargo en muchas
colonias salir de noche representa un riesgo hasta de muerte, violaciones al
lado de iglesias, asesinatos a plena luz del día, cuerpos abandonados en las
orillas, robos a mano armada, etcétera, son algunas de las preocupaciones que
los ciudadanos tienen, al final de cuentas todas las personas de la colonia no
podrán dormir si no cierran la puerta con llave. Los lugares en los que surgen
esas preocupaciones generalmente son los municipios más apartados del centro,
en donde no se cuenta con una policía eficiente y las personas tienen la
necesidad de comenzar la jornada muy temprano y terminarla muy tarde. Pero no
son las únicas razones existentes para este problema, en algunas de las
colonias apartadas todavía permanecen las ideas de la justicia por mano propia,
el robo de jovencitas para casarse con ellas y la irresponsabilidad por parte de los padres que
dejan salir a sus hijos a deshoras de la noche. La inseguridad en esas colonias
no sólo es por parte de la policía (aunque tiene mucho que ver) sino también
por los habitantes. Pero habría que pensar en las decisiones que ellos tomaron
para vivir allí. Estos lugares suelen ser más baratos por la carencia de
servicios, en todos los sentidos que se nos puedan ocurrir. Mudarse al Quince o
a la Huizachera, no será lo mismo que mudarse a Tepeyac o Guadalupe, las
primeras colonias están en el mismo estado desde hace diez años. Son colonias
que por su fama nos aterran y los apartamos porque representan un miedo latente
que siempre estará ahí.
La diversidad cultura,
así como la diferenciación de edades, género y salud, constituyen elementos
importantes para la adecuación de un espacio. La necesidad humana se convierte
en una característica importante para la elección de un lugar. La homogeneidad
de la utilización de las ciudades frecuentemente se convierte en un discurso
inválido para la cultura de inclusión, bares en los que sólo se escucha rock,
se ve que entran personas vestidas de negro, con paños, cadenas y como cereza
del pastel, todos los clientes tiene que pasar por un proceso de revisión para
evitar que entren con armas, muy probablemente ya son monopolizados por
personas que comparten las mismas características. Yendo hacia algo más
general, pensemos en todos los lugares que no cuentan con instalaciones
adecuadas para todas las personas que tienen alguna discapacidad, seguramente
esos lugares podrán ser poco frecuentados por estas personas. La idea que
quiero aclarar aquí es que la actividad se genera a partir de la visión que se
tiene del espacio. Como pensamiento de todo lo anterior se considera que los
espacios aunque sean públicos no son para las personas en general “actuamos
justo entre la libertad y la determinación absolutas, o sea donde ambas dejan
de oponerse y se posibilitan una a otra” (Morín, 2004: 8).
Por lo dicho en
párrafos anteriores, habría que pensar en una sociedad que siempre estará
compuesta de contrarios y en donde la igualdad sólo está presente de cierta
forma y no abarca todos los rincones. Pero entremos más fondo en el asunto.
Volvamos a la Interpretación y las perspectivas, actuamos desde un sistema
simbólico en donde la realidad dada es diferente de la realidad vivida. Como
mencioné la inclusión aparece sólo en el sistema comunicativo pero no en el de
acción. Nuestra conciencia está determinada por nuestro ser social (Marx, 2003:18),
un ser que ha ido aprendiendo conforme vive en sociedad, al igual que un niño
aprende de su madre, le respeta pues le ve como una autoridad, convive
adecuadamente pues ha ido concibiendo las normas estabilizadoras y las sigue
pues depende directamente de ella. El problema es que este ser social le teme a
los grupos hostiles, se aleja de los grupos que no comprende sin intentar
conocerlos y no convive con las personas vulnerables pues no sabe tratar con
ellas, lo peor, que hay miles de seres sociales en las mismas circunstancias,
lo que da como resultado la inexistencia de la homogeneidad del cuerpo social.
Como seres sociales hay
dos formas en las que podemos actuar ante estos grupos y discursos extraños. En
la primera, aprendemos a ser tolerantes, no en el sentido de la convivencia
sino en el de ignorarlos-“respetarlos”, de esa forma no nos adherimos a ellos y
desde lejos podemos criticar en toda forma en la que los consideremos
inferiores ¿Por qué los ignoramos? Ellos representan hasta cierto punto
nuestras pesadillas, aquello que le puede pasar al ser humano, pensemos por
ejemplo en un ranchero de la vieja escuela o ridiculizado por la tv, la imagen
no es muy diferente, este representa la ignorancia, el salvajismo, el machismo,
la vagancia, los excesos, etcétera, es la pesadilla de todo intelectual o
empresario que quiera sobresalir o de todo hombre actual que se quiera adherir
a la imagen urbana. Por otro lado ese ranchero no es un hombre con el que se
quiera convivir por el desconocimiento hacia él, ya que no forma parte de
nuestros círculos sociales, representa la incertidumbre más pura.
En la segunda,
aprendemos a verlos por su productividad, así como en las mercancías, que sólo
podemos designar el valor de un objeto comparándolo con el de otro, están las
personas que conocemos, podemos comparar a alguien en tanto que tenemos una
persona que funge como regulador. El valor de lo que se produce o la ayuda que
brindan, lo que se gana con la existencia de ellos, lo que se puede obtener,
los lugares que la ganancia permiten frecuentar, etcétera, pongo el mismo
ejemplo, pensemos en ese ranchero, además de ser todo lo anterior ese ranchero
trabaja haciendo quesos, la deliciosa panela que me como en el pan por la
mañana antes de ir al trabajo, el representa ahora a un ciudadano que trabaja y
por eso se da ciertos gustos, me molesta por lo anterior pero al satisfacer una
de mis necesidades lo adhiero a la sociedad. De esta forma se establecen una
red de relaciones sociales que no permiten la entrada a personas que carezcan
de ese valor.
La forma en la que
vivimos entonces, es dada por disciplinas que bien pueden ser las que conforman
la dominación. El enfrentamiento entre grupos desaparece pues se cree que
estamos en una realidad justa, en el sentido en el que cada persona obtiene lo
que quiere por sus medios y nadie tiene lo que no merece, además todos estamos
regidos por las mismas normas y leyes. En el discurso de la antigüedad se hablaba
de los oprimidos y de los opresores o era simplemente un discurso de
opositores, en la actualidad siguen existiendo este tipo de discursos
opositores y mientras existan estos discursos se verá difícil el cabio a la
equidad en la sociedad. Y al no existir una equidad o convivencia, habrá una
serie de mecanismos de rechazo y exclusión que son creados por la amenaza del choque
de ideas por parte de un grupo hacia otro. Vivimos en un estado de tensión que
sólo sobresale con la amenaza de la manipulación del sistema establecido.
Recordemos La marcha por la familia, evento que marcó la clara desigualdad
existente en el sistema social, los marchantes mencionaron que no tenían nada
en contra de los homosexuales pero que a Dios no le gustaba eso, la marcha
tenía una clara oposición ideológica y estaba patrocinada claramente por una
institución, la iglesia. Sin embargo los marchantes reconocían la autoridad del
país, marcharon con un permiso, de forma ordenada y pidiendo resolver el asunto
por medio de las leyes.
Lo que me permite
ahondar en un punto. El reconocimiento de las leyes, se ve en ellas una
autoridad capaz de mantener el orden, quizá porque se nos ha enseña así. Sin
embargo, la ley no es tan arbitraria como se pensaría. Las leyes son trampas
con límites de poder, no sirven constantemente como herramientas de justicia
para mantener los intereses de los ciudadanos, es por esto que hasta el sistema
de leyes no da completa seguridad a las personas a pesar de que es seguido, por
consiguiente en cuanto la ley falla, es decir, no da seguridad, difiere de los
intereses “justos” y no sitúa la fuerza de su autoridad, es cuando los
ciudadanos formulan una tensión y tratan de cambiarla, de esta forma también el
sistema social se ve en peligro. Entonces, si lo que sostiene a la sociedad es
el cumplimiento de esas leyes, se debe ver a nuestra realidad como una
construcción ética “como si creyéramos en la omnipotencia de la burocracia,
como si el Presidente encarnara la Voluntad del Pueblo, como si el
Partido expresara el interés objetivo de la clase obrera. En cuanto se pierde
la creencia (…), la trama de la realidad social se desintegra (Zizek, 2003: 62).
La realidad social
ética esta sostenida por la ideología predominante de que el sistema es seguro
y eficaz, sin embargo esta ideología o como deberíamos comenzar a llamarla
falsa conciencia es sometida a crítica porque esta velada, porque es ingenua y
es así porque no nos permite realizarnos plenamente, desconocemos el entorno y
creemos que nuestro papel es determinado. El hombre se ve reflejado en otros, actúa
en el mismo entorno que aquellos en los que se refleja porque le sirven de
ejemplo, es una especie de aprendizaje que a la vez va creando una conciencia
que no es propia, sino colectiva en la medida en que se comparten puntos de
esta con otros ciudadanos. La ley regula las relaciones sociales, pero la
igualdad que defiende enmascara la exclusión que de alguna u otra forma se
mantiene en la actualidad, pienso en como antes se separaba a la gente rica de
la gente pobre y ahora aunque las leyes defienden un sistema en el que esa
separación no se dé, sigo viendo personas que tiene que ir a trabajar en vez de
irse a pasear a Andares, sigo viendo a personas que pueden salir pagando una
fianza y a otras que permanecen encerradas por falta de dinero. Lo que se tiene
que aceptar para dejar la falsa conciencia es que la ley sólo funge como
necesaria y no como una verdad social, al igual que los sistemas de inclusión
sólo sirven como cultura educativa sin que se haya tomado realmente acción en
el problema.
Bibliografía:
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Amorrortu Editores.
Foucault, Michel
(2000). Defender la sociedad. Argentina:
FCE.
García,
Rolando (2006). Sistemas complejos: Conceptos, método y fundamentación epistemológica de
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Maldonado, Carlos Eduardo (2007). El problema de una
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aplicaciones. Bogotá, Universidad Externado de Colombia, pp. 101-132.
Morín,
Edgar (2004). Epistemología de la
complejidad. Gazeta de antropología. Recuperado de: http://www.ugr.es/~pwlac/G20_02Edgar_Morin.pdf
Muneé, Frederic (2004).
El Retorno de la Complejidad y la Nueva
Imagen del Ser Humano: Hacia una Psicología Compleja. Revista
Interamericana de Psicologia/Interamerican Journal of Psychology, Vol. 38, Núm.
1. España: Universidad de Barcelona. pp. 23-31.
Zizek, Slavoj (2003). Sublime objeto de la ideología. Tr. Isabel Vericat Núñez. Argentina: Siglo
XXI.
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