Cárdenas R. María Luisa y Rivera R. José Francisco
La teoría de la complejidad y su influencia en la escuela
El autor nos lleva por un breve recorrido de la influencia que han tenido tanto el reduccionismo como la teoría del caos. Del primero, menciona que hasta la Ilustración alguna persona podría aportar grandes conocimientos en distintas áreas, pero que fue la ‘’curiosidad’’, por llamarla de alguna manera, la que llevó al reduccionismo. Es decir, fue la necesidad de explicar a mayor profundidad los hechos científicos lo que dio cabida a que el conocimiento se especializara en una sola disciplina.
Ahora, si bien es cierto (con algunos puntos muy debatibles) que la escuela, en muchos países del mundo, cumple con la función de socialización, de formación, y de transmisión de valores y tradiciones, no puede verse como una institución aislada de la realidad social, como una especie de guarida en la que se está a salvo de lo que pasa afuera, sino que debe replantearse, modificarse y recrearse para responder justamente a lo que está pasando en el exterior. Si prepara a las nuevas generaciones, debe prepararlas para los cambios que están ocurriendo día con día, esto lleva a una actualización constante de los planes de estudio y a un diálogo profesor-alumno de los acontecimientos que se están produciendo, haciendo necesario también el diálogo entre distintas disciplinas, algo que, a mi entender, la Universidad de Guadalajara ha quedado a deber.
Y es cierto también que la educación, la formación y el aprendizaje depende más del alumnado que de la institución y de los profesores; depende más del alumno interesarse por diversos temas y crear conexiones con más áreas del saber, sin embargo, la UdeG enmarca a los alumnos a su lógica académica y no puede pretender que entendamos los fenómenos desde la teoría de la complejidad, de la relación entre distintas partes, cuando la visión académica de la institución responde aún a lógicas reduccionistas. Es decir, ha habido casos donde se han rechazado tesis de alumnos en sociología por tratar también con temas de la antropología.
Que el reduccionismo ha traído consigo grandes avances científicos es innegable, ya mencionaban María Luisa Cárdenas y José Francisco Rivera algunos ejemplos, pero me parece que también, por lo menos esta institución, respondan a ‘’la necesidad de comunicación entre las ciencias [...] a la transversalidad como práctica pedagógica’’ (pag. 132).
Me parece por demás interesante la visión compleja de la realidad social y creo que las reformas educativas y de los planes de estudio de diversas escuelas deben enmarcarse en esta teoría, al menos los de las ciencias sociales, pues las interacciones constantes de los individuos enmarcados en un todo complejo que pueden crear resultantes siempre diferentes, no puede, a mi parecer, entenderse de otra manera.
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