Bicicleta verde
Wadjda nos invita a ver el mundo con sus ojos. Desde un conocimiento
de su cuerpo como utilitario a sus obligaciones maritales, culturales; cubriendo su cuerpo en función a no hacerlo
visible e incite al ojo masculino, o a crítica de quienes más. Misma que lleva
su vida con grandes represiones corpóreas, con una tajante dictadura de cómo
ser mujer; sin cantar, sin bailar, sin poder tener una opción de movilidad
individual, sin ser miradas como rebeldes indeseables o negando su cultura. No solo siendo
una mujer casada, sino desde niñas… Desde la infancia existe esta negación de
su ser imposibilitante para ser mujer. La bicicleta verde como símbolo de
resistencia, aprendiendo la desobediencia para lograr andar sobre una opción de
movilidad que, no solo a Wadjda en Arabia Saudita se le ha negado, sino también
acá a nosotras. Enhorabuena, siglo XXI, haciéndonos
de un mundo sobre ruedas para nosotras.
Reconstruyéndonos como mujeres.
Reconstruyéndonos como mujeres.
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