Sobre Urbanized
Universidad de Guadalajara: Lic. en Sociología
Isaac de J. Palma Córdova
07-04-2020
Habría dos cosas muy puntuales que me
gustaría señalar:
La primera es si realmente podemos
pensar a la ciudad como lo público. Creo que existe una tendencia
muy idealista a concebir la ciudad como algo la imagen pura de lo público. Al
menos desde la sociología, existen ciertos discursos que llegan a generalizar
la ciudad como algo meramente público.
Considero realmente necesario repensar este discurso. Me inclino por
pensar la ciudad como un lugar común
compuesto por espacios públicos y por espacios privados. En él se coexisten
ambos tipo de espacios para formar uno de los hábitats del homo sapiens, pero
definitivamente no el único. De igual
manera, agregaría que es imposible concebir una ciudad donde todos los espacios
sean totales, puesto que es necesario un cierto balance entre ambos. De modo,
que el lugar común se encuentra siempre cartografiado entre esta dicotomía, donde
el espacio público siempre debería interconectar al espacio privado, haciendo
así de la ciudad un lugar común.
En segundo lugar, habría que
reflexionar la relación de la ciudad con la democracia, en el siguiente
sentido: Pareciera ser que a lo largo de la historia la realidad urbana siempre se le presenta a
los individuos como algo que es, y no
que puede ser, o bien, que sea modificable. Por eso, el ejemplo de la
ciudad como la jungla de asfalto, un lugar al que como seres vivos nos
enfrentamos y de cierta manera nos tenemos que adaptar, resulta tan apto
para entender nuestra comprensión de la ciudad. La ciudad está dada. Y parece que no hay nada, significativamente importante, que podamos
hacer para cambiarla. Entonces, partiendo de esto podríamos pensar que la
ciudad, tanto en planeación y diseño,
como una acción política (y vaya que lo
es) permanece bajo una estructura
aristocrática donde solo pocos pueden decidir sobre ella. Muchos la puede usar
y habitar, pero pocos son los que, últimamente, deciden sobre ella. Entonces,
visualizando la ciudad como un campo político, podríamos pensar en
manifestaciones democráticas donde la ciudad civil decide sobre el
espacio. Urbanized plantea al menos tres ejemplos muy interesantes: los
casos de los slums de Mumbai, La
huertas urbanas de Detroit y finalmente las manifestaciones en Stuttgart por el
proyecto Stuttgart 21.
Los slums de Mumbai, así como cualquier otra favela, son la apropiación
del espacio público en razón de la necesidad de un espacio en cual vivir. En
teoría, podríamos pensar esto como una manifestación democrática fallida, en el
sentido de que sin reconocimiento o necesidad de reconocimiento del Estado los
ciudadanos disponen del espacio. Sin embargo, la podríamos considerar como
fallida en el sentido de la inhabitabilidad que presentan sitios así. Lo cual
nos llevaría a pensar en que la construcción de lo urbano necesita de un órgano
externo a la sociedad civil.
Por otro lado, Detroit, como una
ciudad “abandonada”, se apropia tanto de espacios públicos, como privados para
realizar huertas urbanas. Está manifestación opuesta al caso de Mumbai, es una
manifestación democrática mucho más esperanzadora, en sentido que la misma
población se apropia hace uso de los espacios privados, y por lo tanto habla de
una autogestión que asimila más al modelo democrático.
Finalmente tenemos a Stuttgart, un
caso donde las manifestaciones llevan al Estado y a la Sociedad Civil a la
disputa del espacio público, el parque. Creo que está manifestación resulta
mucho más compleja en el sentido en que nos señala una verdad, el espacio
público no está dado, es un espacio de disputa que siempre correrá el peligro
de ser apropiado y que únicamente se podrá defender es en colectivo. Por ello, la manifestación democrática resulta tan
importante ante lo que es común.
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