Luhmann, N. (1998). “Complejidad y
sentido” en Complejidad y modernidad.
Editorial Trotta. (pp. 16-20).
Frente al debate que cuestiona la “cientificidad”
de las ciencias sociales, o la fórmula de “las dos culturas”, donde las
ciencias duras se identifican con la complejidad y las blandas con el sentido,
Luhmman dice que el problema que a cada una corresponde es: a las ciencias
duras la complejidad de la complejidad, mientras que para las últimas es el
sentido del sentido. Una vez más, vemos, que “vivimos instalados en la diferencia,
no en la unidad” (p. 16).
Al hablar de complejidad, el autor nos
remite dos conceptos: elementos y relaciones, en donde al crecer un sistema
crecen las relaciones y por lo tanto las opciones, en donde se impone la
selección. Son las operaciones en donde se encuentra lo complejo; pero también
tenemos el problema de la observación, el cual si lugar a duda da espacio al
concepto de autobservación. “La relación entre operación y autoobservación es
un problema central”, ya que ambas nociones apuntan a una selectividad forzosa.
En base a esto, Luhmann concluye que el sentido no es otra cosa que una forma
de experimentar y de realizar la inevitable selectividad.
Por último se nos habla con detalle sobre
el sentido, su núcleo que delimita posibilidades, y el cual es una conexión
entre lo actual y lo posible. De aquí se entiende que las ciencias duras han
visto una complejidad caracterizada por la selectividad forzosa; mientras que
las blandas una complejidad organizada, donde se intenta limitar la selectividad
de operaciones. Pero el sentido es una representación de la complejidad, es “una
nueva y poderosa forma de afrontarla”.
Gabriela Becerra C.
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