Ejercicio de
observación a una institución
En esta
observación me dirigí a la catedral de Guadalajara, en el centro de la ciudad
sobre la avenida 16 de septiembre En cruce con Hidalgo, fui en días de media
semana entre dos y cuatro de la tarde. Por el momento en el que fui había mucha
gente circulando por la zona, tráfico vehicular y el vaivén colorido típico del
área. Dentro y fuera de la institución católica había algunos grupos de extranjeros
turistas contemplando la imponente iglesia y los puestos de artículos
comerciales situados casi en la entrada del lugar.
Generalmente
todas las personas que van caminando por la avenida del templo miran hacia él
con respeto, se persignan e incluso en algunos percibí alegría, claro que,
también hay otros que sólo pasan por ahí (una minoría). La gente entra y sale
con frecuencia; siempre hay alguien queriendo ingresar, supongo, por su
comportamiento, con distintas finalidades. En mi caso yo sólo ingresé a
realizar un ejercicio de observación, hay quienes van a conocer o sólo observar
y los que ingresan con fines religiosos como rezar, escuchar la misa, recibir
la bendición, comulgar y/o confesarse. Aunque, en casos particulares, vi
algunas personas como en son de refugio para dormir o esperar alguna limosna de
buena fe.
Fuera de la catedral
hay tres puestos con gran variedad de artículos religiosos como biblias de
todos tamaños, estampitas de santos, pulseras con algún mensaje o imagen católica, rosarios, veladoras, etcétera.
Supongo que dicho negocio en un país, o más precisamente, en una ciudad tan fiel
al catolicismo debe tener óptimas ganancias, pues, pude observar en varias
ocasiones la compra-venta de esta mercancía.
Ya adentrado
en la iglesia, observé que había dos señoras en la parte frontal, en parte de
lo que le llaman el altar impartiendo series de algunas oraciones y al menos
unas 30 personas (adultas y/o mayores) dispersas escuchando y siguiendo éstas
desde las bancas, al mismo tiempo que esto ocurre, alrededor habíamos muchas
personas mirando las imágenes y escenarios que contiene el lugar.
Entre las
imágenes y escenarios más comunes por esta iglesia y su religión encontré
varias esculturas o figuras de Jesucristo sangrando, crucificado o muerto.
También la figura y pintura de la virgen de Guadalupe, que no podía faltar, santos,
ángeles entre otros sacerdotes destacados o clérigos históricos y, por
supuesto, la bandera de México contrastando el segundo símbolo más “mexicano”,
la guadalupana.
Me sorprendió
el flujo de personas que entran y salen, muchas tomando fotos o haciendo algo
moralmente no correcto y que no se hiciera señalamiento de esto, pero supongo
que la idea es: a la casa del señor todos
son bienvenidos.
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