Semanas atrás nos fue expuesta
una cátedra sobre la situación del sistema de salud de Colombia: antecedentes,
reformas, sectorizaciones, personajes clave, etc. A pesar de ser una gran
cantidad de información, no fue difícil asimilarla gracias a la claridad y
fluidez de la expositora (quien además utilizaba ejemplos concretos y sencillos
de las grandes disposiciones de este sistema).
Remitiéndome a Gregorio Martínez
Narváez en Un sistema en busca de salud, se
establece lo siguiente:
El concepto del derecho a
la salud no tiene una connotación ni una materialización uniforme. Aunque su
filosofía general y su vigencia se aceptan en todo el mundo civilizado, en la
práctica se observa que su alcance, legislación, organización, financiamiento
y formas de entrega de los servicios presentan modalidades estructurales y
operativas diferentes en cada región y país.
En esencia, todos los países del
mundo “buscan” cubrir el derecho universal de la salud. Sin embargo, existen
variaciones sustanciales en las condiciones y recursos con los que se cumple
tal objetivo. Tampoco se deben perder de vista las características particulares
de cada país (por ejemplo, las principales actividades productivas, las costumbres
y hábitos e incluso, el tipo de clima pueden ser factores determinantes en la
priorización de medidas en el sector salud).
En otro punto, Martínez Narváez
sostiene que:
(…) se hace evidente que ha
disminuido el interés en los instrumentos metodológicos esenciales para apoyar
la gestión de las instituciones. Por ejemplo, ha disminuido la atención que
alguna vez se le dio al diseño de un modelo de atención a la salud, el
fortalecimiento de la planeación, de la evaluación y de la gerencia.
Los sistemas de salud eficaces y
eficientes se basan en el empleo y la organización de los siguientes elementos:
- Infraestructura física compuesta
por diversas unidades de salud y su equipo apropiado;
- Recursos humanos profesionales y
técnicos capacitados para la misión que deben cumplir en cada rama y nivel del
sistema;
- Gestión de los servicios,
incluyendo la planificación, el uso de las tecnologías, el manejo de insumos y
la vigilancia constante de la operación.
Con base en la experiencia del
caso mexicano, es posible decir que si bien el Estado ha puesto en marcha
mecanismos para extender la cobertura (el Seguro Popular por citar un ejemplo),
el resto de los ámbitos es deficiente. Es sabido que muchos hospitales del IMSS
(sobre todo aquellos de especialidades) cuentan con equipo médico de primer
nivel, no obstante el servicio es acotado, los recursos humanos y la operación en
ocasiones son deficientes y todo ello se traduce en que no se satisfagan las
necesidades de quienes demandan el servicio. Prueba de lo anterior es la cada
vez más frecuente apertura de consultorios médicos particulares como una
extensión de distintas farmacias: Farmacia Similares, Farmacia Guadalajara,
Farmacia Benavides, etc; en estos lugares se ofrecen consultas médicas a muy
bajo costo (y en el caso de Farmacias Similares, el medicamento también puede
adquirirse a precios bajos). Considero que este fenómeno es una alternativa
ante la dificultad para acceder a los servicios de salud que el Estado ofrece.
Evidentemente es una “solución momentánea” que para nada resuelve el problema
de fondo. Pues si bien los consultorios de farmacia son prácticos y económicos
para recuperarse de un resfriado o una infección estomacal, ¿qué sucede cuando
el médico prescribe algún análisis clínico, radiografía o examen médico? Y más
aún ¿qué pasa si luego de analizar el resultado de cualesquier prueba médica,
el paciente debe someterse a un tratamiento especializado? Un tratamiento que
conste de ser intervenido con equipo tecnológico, medicinas costosas y atención médica durante un tiempo prolongado…
El panorama para los enfermos crónicos que no son derechohabientes, es difícil
y desalentador.
El análisis que desarrollé líneas
arriba es parcial y evidentemente deja fuera una infinidad de aspectos que se
pueden considerarse sobre el sistema de salud mexicano. Sin embargo mi
intención solo es poner de relieve uno de los tantos problemas que existen
dentro de este complejísimo sistema.
A manera de cierre, a continuación
expondré de manera resumida las diez características necesarias para “el modelo
necesario”; según establece el autor de esta obra:
1. México requiere de un sistema de
salud para toda la población, sin discriminaciones ni barreras burocráticas
artificiales, libre de intereses empresariales y gremiales.
2. La infraestructura física y
tecnológica del sistema debe estar diseñada para proporcionar las atenciones
que requiera el ciudadano en todas las etapas de su vida y en las condiciones
de diferente necesidad que presente.
3. Para que el sistema pueda cumplir
con eficacia, eficiencia y oportunidad con su misión y compromisos, debe estar
organizado por el probado mecanismo de estratificación tecnológica, de equipo y
de recursos humanos, integrado en unidades para la apropiada cobertura de
diversos universos de población, sin las deformaciones que imponen intereses y
visiones técnicas sesgadas.
4. Los recursos profesionales
médicos y de otras categorías tendrán la condición de servidores públicos con
garantía legal de capacitación, ascenso e incentivos según conocimientos,
desempeño y actitud; todo esto regulado por un servicio civil especialmente
diseñado para estas disciplinas, que son diferentes a las de otros sectores.
5. El financiamiento de todo el
sistema debe provenir de los fondos públicos recolectados por impuestos de
carácter progresivo por parte del a federación, así como de los ingresos de los
gobiernos estatales y de los municipios. (…) Se evitarán los servicios
empresariales para obviar lucros con la salud.
6. Si bien el sistema deberá estar
descentralizado funcionalmente en los niveles estatales de gobierno, y en
algunos casos en los municipios, con amplia intervención operativa de las
estructuras jurisdiccionales del sistema, el nivel central tendrá las
facultades necesarias para conducirlo, de tal manera que sea uniforme y
efectivo en todo el país.
7. El sistema debe estar
comprometido en la investigación de las enfermedades y los daños que afectan a
la población mexicana, así como en el desarrollo de tecnologías que sean
efectivas, económicas y apropiadas a las características regionales del sistema
o que contribuyan a su mejor desempeño.
8. El sistema, en coordinación con
el sector académico, estimulará la formación del personal médico necesario,
integrará programas de carácter nacional para la educación continua del
personal profesional, técnico y administrativo.
9. Se contará con los mecanismos
técnicos apropiados para ejercer la vigilancia epidemiológica con respuesta
inmediata local. Asimismo, se vigilarán los aspectos ambientales que puedan
afectar a la salud.
10. El sistema estará regulado por
una nueva ley que especificará las características antes mencionadas, y los
sistemas estatales de salud emitirán sus respectivas leyes, siempre en
concordancia con la ley general y de acuerdo con los respectivos convenios.
Con lo recapitulado es notorio
que el sistema de salud colombiano y el mexicano –a pesar de ser distintos-, guardan ciertas similitudes entre sí. Ambos
tienen carencias y problemas que no son fáciles de resolver, pues dentro de
toda su lógica y funcionamiento intervienen un sinnúmero de elementos que los
convierten en un gran sistema que coexiste con un sistema aún mayor: el sistema
social.
Bibliografía:
Martínez Narváez, Gregorio. 2013. Un sistema en busca de salud. Fondo de Cultura Económica.