Limpiar una casa
Cada espacio en el que convivimos es una parte de
la sociedad. En esos lugares siempre habrá reglas, acciones, responsabilidades,
etcétera, que tendremos que seguir para que los procesos y funciones sean
desarrollados correctamente, o para no alterar el orden de ese espacio. La
casa, la escuela, el trabajo, los parques, son sólo algunos ejemplos de lugares
que tienen normas determinadas a seguir, la diferencia radicaría en que hace
que cada movimiento en un espacio difiera de otro, y no encontramos otra respuesta
más que las personas: su educación, su vida, su cultura, su religión...
Este
ejercicio nos ha hecho reflexionar no sólo sobre la forma en la que funciona la
repartición de deberes en la casa, sino también en otros hogares. Pensemos en
una casa en la que la madre no deja que los hijos hagan el aseo pero sí permite
que sus hijas ordenen y limpien, esta simple acción evidencia que existe en
esta casa una cultura antigua que la madre se niega a dejar. Por otra parte,
pensemos en un hogar en el que la madre y el padre están de acuerdo en que se
repartan los deberes y tanto hijos como hijas tienen que cooperar para recibir
los mismos beneficios, enseñándoles implícitamente igualdad, respeto y
responsabilidad.
Volviendo
a la idea principal, en un caso tan específico como lo es la
limpieza de la casa podemos encontrarnos con que, aún dentro de los miembros
del hogar existe una clara distribución de papeles, al igual que en cualquier
lugar que requiera una organización de actividades. Por ejemplo, el miembro que
aporta más dinero a la casa puede sentir que no es su obligación aportar de
otra forma en el hogar, porque ya cumplió con traer el suministro necesario o
el hermano mayor puede pensar que tiene el derecho de dar órdenes a los
menores.
Existen también
circunstancias que pueden cambiar los quehaceres de una persona, por ejemplo
alguien que fue operado de la espalda no podrá realizar las mismas actividades
del aseo que cualquier persona, lo más consiente es darle tareas más simples o
menos de ellas.
Por otra parte, una
persona que es independiente se dará cuenta de que las responsabilidades de la
casa son diversas, tener un hogar limpio a diferencia de cuando los padres
llevaban esa tarea es más difícil. Las relaciones y la repartición de deberes
es diferente, pues la funcionalidad que se busca entre los miembros de la casa
es más equitativa.
El convivir con gente de diferente forma de pensar,
en cuanto a limpieza, puede llegar a generar conflictos, pero al mismo tiempo
puede generar nuevas formas de organización ya que se comparte el mismo
objetivo; el mantener limpia una casa. Lo importante es,
entones, distribuir la limpieza de la casa de forma justa, agarrándonos de la
idea de respetar a los demás y pensar en la forma en la que para todos es más
fácil llevar a cabo esa tarea, pero también siendo pacientes y considerados con
los miembros del hogar que nos rodean, pues no siempre tenemos en nuestras
manos las mismas posibilidades.
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