miércoles, 6 de septiembre de 2017

31-XVIII-2017 Ejercicio 2 de observación en calle alrededor del CUCSH

    Guadalajara, Jalisco a 31 de agosto de 2017
             Estudiantes:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         
             Andrea Cervantes Méndez
             Carlo Américo Caballero Cárdenas
             Salvador Iván Lupercio Madero                          Introducción al análisis de las realidades complejas
SOCIOLOGÍA
  Universidad de Guadalajara


Ejercicio 2: Observación sociológica en calle: de dinámicas en espacios sociales de procesos, decisiones, agentes y factores de complejidad en los alrededores del CUCSH

Imagen: recorrido a pie por las calles en las cercanías al CUCSH



El recorrido tuvo partida en la puerta tres del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) hacia la avenida Mariano de la Bárcena, en dirección norte para dar con la calle Juan Antonio de la Fuente, en el mismo barrio de Mezquitán.
Al salir observamos al oficial de la entrada del centro universitario sentado para no cansarse y con el celular en la mano, suponíamos que con la finalidad de que el tiempo de espera para terminar su jornada laboral no se le hiciera tan largo. Sus funciones de revisar a los ingresantes y salientes del recinto institucional tenían una connotación de extrema sistematicidad: la tarea de vigilancia debía simplificarse al acto de observar casos atípicos de visitantes o personas con moto o bicicleta que circulasen por la entrada.
También al salir nos percatamos de que muchos estudiantes y paseantes tenían paraguas, por los chubascos del sitio y alrededor, con los cuales los estudiantes que llegaban al CUCSH podían caminar con seguridad de no mojarse y llegar a tiempo a su destino, sin estar cubriéndose necesariamente. La decisión de portar o no un paraguas, o bien un impermeable, actuaba (por experiencia) en consecuencia de previsiones: a) estar o no mojado para pasar clases o hacer trámites, b) enfermarse o no, c) optimizar el tiempo de entrada o salida, d) tener o no un medio facilitador de llegar a medios de transporte aledaños, e) un garante o no de cuidar el aspecto físico para llegar a trabajar, a una cita o a casa, etc.

Los agentes que observamos a lo largo del recorrido fueron:
  • ·         Estudiantes
  • ·         Peatones jóvenes
  • ·         Peatones de más de 50 años
  • ·         Vendedores de comida
  • ·         Enfermeras
  • ·         Doctores
  • ·         Niños
  • ·         Madres
  • ·         Personal de seguridad
  • ·         Dueño de un restaurante
  • ·         Gente dentro de un bar
  • ·         Gente que cuida carros
  • ·         Sujetos en situación de calle
  • ·         Peluqueros


En lo se refiere a las inmediaciones del CUCSH, es notable la concentración de tráfico vehicular en la cuadrícula semi-ortogonal de la cuadra que abarca; ya complicado por la obras de la Línea 3 del Tren Ligero, además el transeúnte promedio debe batallar con la preferencia al automóvil y el transporte público para circular por las calles de Guanajuato, el resto de Maestros hasta la fuente del parque y la universidad, y por el tramo de Mariano de la Bárcena donde a contraesquina de la universidad hay una papelería y cibercafé (a la hora 4:30 pm cerrado) y una guardería (también ya cerrada). No obstante, apenas se camina media cuadra de la universidad es evidente cómo no sólo disminuye, sino que es sumamente escaso el flujo vehicular anterior. La subida por calle Guanajuato hasta Juan Antonio de la Fuente (tras el caos de cruzar la primera) resultó en una sucesión de espacios habitacionales condominales de clase media, organizados de casas con alto rigor de señalizaciones contra el estacionado en las cocheras, hasta edificios de departamentos al fondo, bastante venidos a menos… y a su exterior trabajadores llegando a sus hogares, o el pintoresco evento de una señora que dejaba verse con la puerta de su casa-habitación abierta (¿solución por calor o necesidad de luz?) y viendo muy de cerca su televisor, casi sin inmutarse de los pasantes en la acera. Nos preguntamos: ¿Cómo sería el tema de la seguridad en esa franja desolada de gente, por la noche? ¿El caso de esa señora sería un indicio de que quizá sería más la apariencia que los hechos, acerca de que el lugar fuera inseguro?

Los negocios que se pasaban al llegar a la cuchilla de calles entre J. A. de la Fuente y José María Coss (ya sean de alimentos, papelerías, venta de alcohol, etc.) acusaban una falta importante de afluencia de clientes, pero paradójicamente una sobriedad de anuncios o cárteles para promocionarse. Se podría mencionar que las calles que no son parte de las rutas de camiones o que no obligan el paso de los peatones que se bajan en la estación de metro Mezquitán no son tan circuladas en contraste con las que sí implican un paso forzado, por ejemplo, con la avenida Maestros o Mariano de la Bárcena, por lo menos conforme se van acercando a la universidad.

Prosiguiendo, ubicados en la zona “residencial” de la extensión de Mezquitán cortada a oriente por avenida Federalismo, proseguimos por una casi vacía extensión en escuadra de la calle José María Coss, de banquetas estrechísimas y calles muy irregulares de servicios como alcantarillado y alumbrado; así como con signos de mucha apropiación territorial por pandillas a través del graffitti en los muros de casas de un solo nivel, bodegas y departamentos. Andrea nos hizo notar y coincidimos en el lenguaje de ambigua propiedad pública o privada con que había muchos carros estacionados y al no tener suficiente espacio para hacerlo adecuadamente, se subían a la banqueta para dejar sus vehículos y al mismo tiempo imponer de hecho el respeto a un lugar propio para estacionarse. Observamos que un señor con su hijo tuvo que bajarse de la banqueta para así evitar el carro estacionado arriba de la banqueta, que pudieron haber tocado a la casa para exigirles que quitaran el carro, pero la gente por no perder el tiempo ni tener problemas con cierta gente prefieren evitarse eso. Un signo inequívoco de un arreglo individualizado (significado por experiencia) y temor a la reacción de los vecinos es el de naturalizar un protocolo de propiedad habitacional y estacionamiento con los vehículos, de conformidad con los vecinos y que permitiese identificar a los extraños.

En la cercanía a retornar a avenida de los Maestros, y por las calles que pasamos para llegar ahí, pudimos ver una enorme cantidad de baches y observamos que la gente los brincaba. De los peatones que nos encontramos, la mayoría de ellos eran adultos mayores, no iban a estudiar, nos parecía que eran habitantes de por ahí cerca y que salían a caminar para ir a trabajar, transportaban mercancía, o bien para comprar alimentos o llegar a sus casas.

Cuando llegamos de nuevo a Av. De los Maestros, vimos enseguida la cantidad de negocios de comida cerrados o a punto de cerrar, al ser los negocios de comida una curiosidad para nosotros, Américo entrevistó a una señora que vendía tortas ahogadas y tacos dorados y las preguntas fueron las siguientes:
Américo: Buenas tardes señora, ¿qué venden aquí?
Vendedora: Buenas tardes, vendemos tortas ahogadas y taquitos dorados.
Américo: ¿a qué hora cierran?
Vendedora: Cerramos ahorita a las 5:30
Américo: ¿Y a esta hora viene mucha gente a comer?
Vendedora: No mucha. Más bien vienen muchachos y vecinos en la mañana y mediodía.
(luego interolcución entre Américo y vendedora sobre los precios del menú, a manera de preguntas gancho)
Américo: Ah ok, muchas gracias.
Vendedora: ¿Por qué? ¿se te ofrece algo?
Américo: No, solo quería saber el horario para venir el día de mañana.
Vendedora: Muy bien aquí te esperamos mañana.

Nosotros observamos que los establecimientos de comida e inclusive papelerías, cierran temprano, porque no hay mucha fluencia por la tarde. Sólo después de otros testimonios de comerciantes, estudiantes y la reminiscencia de Iván al respecto, caímos en cuenta que hay menos atracción de compra/venta que en la mañana. En verdad esa parte del barrio se mueve económicamente bastante por el influjo de la universidad.

En la misma avenida, nos dimos cuenta que en tres cuadras hay tres peluquerías con distintos estilos: Uno para público más conservador (ya que por dentro pudimos ver un concepto muy clásico), en segundo lugar se encuentra una estética para mujeres exclusivamente por el color y los usuarios que pudimos ver, y el último se encontraba al llegar a Federalismo, que era más para jóvenes con look cholo* (estilo cultural juvenil-urbano de muchachos a moto, rapados, con gorra y de estigma de ser pandilleros, ladrones o grafiteros). Dicho esto, dentro de la variedad de negocios que están alrededor del campus yendo hacia Federalismo, destacaban principalmente los que tenían un giro de comida; también se podían localizar bares, mayoritariamente en su formato "alitas", inclusive con más presencia que papelerías, lo cual contrasta con la idea que se podría tener en un inicio al pensar en los negocios que existen a la redonda de una universidad. Quitando locales de tipo "tienda de abarrotes", entre otros (que pueden ser ubicables en la gran mayoría de la ciudad como preponderantes en cualquier recorrido), se podría decir que los negocios más preponderantes son los de comida, bares y papelerías. Mucho más no se pudo hablar con la gente, que por la lluvia se movía presurosa, o en otra situación distinta, despertaba desconfianza o no estaba por completo lúcida para hablar.

Continuamos por Mariano de la Bárcena, esta vez de la parte del parque Rehilete Alcalde, donde pasamos por el Acuario Michín (que se ve por los elevados precios casi siempre para solo); igual, parece ser una fuente importante económica para un conjunto de vendedores ambulantes que ahí se reúnen, y ahora un hito remozado (por sus ahora jardines y camellones cuidados) para el paso de camiones. Pasamos por el hospital de la Cruz Verde, en que estaba vacía la calle otrora llena de autos y franeleros, ahora pintada de amarillo y con preferencia para las ambulancias y vehículos para ingresar a emergencias (denotación de facilitación de la tarea de traslado de enfermos o sujetos de atención médica); afuera había un doctor concentrado en su celular y una familia esperando atenta noticias de un paciente mientras fumaban. En el camino fue tema para platicar, toda esa cuadra larga hasta Jesús García, acerca de la alimentación que pudiera tener un doctor o enfermero en las cercanías de la Cruz Verde: no vimos ningún establecimiento que fuera algo saludable en todo el recorrido (quizá una visita por la mañana y a espaldas del hospital nos hiciera aclarar más el panorama). Íbamos llegando a Jesús García y venían acercándose dos personas, una señora con su hija, queríamos abordarlas y hacerles un par de cuestiones, pero al ver su actitud de vernos con miedo y acelerar el paso, decidimos omitirlo. Una verdadera dificultad de obtener información o testimonio de la gente en la calle, máxime transeúntes, es la desconfianza hacia las personas que se acercan con un interés particular. Mucho de la mala experiencia con asaltantes y sus modus operandi nos da una pauta del porqué en la reserva de la gente de paso a ser abordada por extraños: el miedo.

En la recta final de nuestro recorrido para regresar al plantel, por la calle Sta. Mónica, pudimos observar un contraste difícil de explicar a primera vista, ya que sí bien se puede decir que la colonia Alcalde, donde se localiza el CUCSH, es un barrio popular. Esta calle en particular cuenta con una torre de apartamentos de lujo, un local para eventos privados, el colegio privado Tepeyac, y dos restaurantes de tipo italiano (Angelo’s) con una apariencia más "cuidada" a diferencia de los que son más comunes en los alrededores. En esta cerrada para los autos, pero no para el peatón, decidimos entrar al restaurante italiano Angelo’s para ver el concepto y platicamos con el que parecía ser el dueño o encargado. Bastó con preguntarle de la carta para que nos diera la confianza de mostrarnos el lugar de dos niveles de aire toscano, que nos platicara del origen del dueño, de los horarios, de la comida y de visitarlo en sus páginas de internet: la labor del staff y del dueño era eminentemente de enganchar más clientes y hacerse promoción para procurar una mayor clientela. Pudimos observar a una clase media alta y alta comiendo dentro del lugar, los precios eran elevados para estar ubicado a unos cuantos metros de la universidad. Tuvimos la oportunidad de hablar con alguno de los encargados haciéndonos pasar por estudiantes interesados de comer algún otro día ahí, sorprendidos de no haber visto nunca este local. Nos sorprendió la amabilidad de éste, ya que además de insistirle que en ese momento no nos podíamos quedar a comer, insistió en que pasáramos a echar un vistazo. En este breve recorrido el encargado nos explicó rápidamente algunos de los platillos que se servían, el tipo de bebidas que conformaban la barra, y los días que tienen música en vivo, siempre exaltando la comodidad del lugar. Es posible que esta conducta se explique a que, dentro de nuestro recorrido, quizá esta fue la zona en que menos tráfico vehicular y de peatones observamos, todo esto aunado a estar muy cerca de la avenida Alcalde, la cual estuvo un tiempo considerable cerrada por la construcción de la Línea 3 del tren, lo cual quizá explique su actitud de suma apertura para atraer nuevos clientes, ya que a diferencia de los otros locales observados (tomando en consideración las diferencias ya comentadas), la mayoría cierran a las 5:00 pm. Quizá porque los alumnos del turno de la tarde ya hayan comido para cuando inician sus clases.

Después de esto, ascendimos por una escalinata que desembocaba (cuesta arriba) en los nuevos locales de comida (decían en broma los estudiantes que ahí comían: “hípsters”) para llegar de nuevo al estacionamiento del CUCSH. Por nuestro camino hacia el centro del campus, otra vez, nos encontramos con un desorden de cajones para ubicar los autos, con desorganización en cuanto a lo insuficiente en su cantidad para cubrir la demanda del estacionamiento afuera de la universidad, las dobles filas, y de por medio el negocio tremendo de los franeleros. Fue gracioso pero interesante el caso a la vista de un lugar preferencial con techo, único en el predio: quizá de algún alto funcionario de la institución; mientras, paralelamente muchos estudiantes, usuarios y profesores dan vueltas en las calles aledañas a la universidad para encontrar un lugar, y en suma, no pagar el cuidado de su vehículo.

Al término del recorrido, compartimos entre los integrantes del grupo las observaciones y las experiencias para realizar el presente recuento de campo; repasando por lo menos los procesos de cuatro grandes tópicos en las inmediaciones de la universidad: el tema de la facilidad o dificultad para vender por Av. De los Maestros, el tema de la apropiación de facto de los espacios públicos en Mezquitán, la circulación y la reorganización del estacionamiento en las inmediaciones del Parque Alcalde, la calle “escondida” refinada (Sta. Mónica) de espaldas al CUCSH, y el problema del estacionamiento en la fuente de la institución universitaria.

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