LA COMPLEJIDAD DE LA RUTINA DESDE EL PARADIGMA DE LA COTIDIANIDAD
Por: Durán Alcaráz Karina Rubi.
5- Diciembre-2017
“Lo viviente no es simple,
no depende de la lógica que
aplicamos a todas las cosas
mecánicas, sino que postula una
-Edgar Morín-
Introducción
En el siguiente artículo
se pretender plantear un análisis del fenómeno de la rutina en el contexto de
la actividad social, con base en el paradigma de la cotidianidad, haciendo
contraste con la teoría de la complejidad de Edgar Morín (2005).
El propósito del artículo
es identificar la complejidad en el fenómeno de la rutina, como parte de la
vida cotidiana; ya que de esta manera se podrá señalar, desde un panorama más
amplio y por supuesto más complejo, la importancia de analizar cómo es que los
sujetos a través de algo que dentro del constructo social se puede considerar
rutinario, conlleva una serie de mecanismos u organicismos[2]
que son fundamentales para el funcionamiento efectivo de la cotidianidad que es
ejercida de manera natural por la subjetividad de los individuos, que descartan
la existencia de los elementos que conforman la rutina, ausentando la
posibilidad de encontrar la complejidad en estas situaciones.
Desde esta perspectiva
Edgar Morín (2005) nos expone la problematización a partir de la identificación
de la complejidad en los fenómenos cotidianos, como lo es la rutina; ya que
para adquirir un nuevo panorama de la vida cotidiana es importante identificar
la complejidad de cualquier fenómeno o sistema, por más repetitivo que se
encuentre, ya que existen complicaciones que no son identificadas de manera
inmediata y como consecuencia el individuo no problematiza el mundo que lo
rodea.
Así mismo a lo largo
del texto se pretende plantear algunas definiciones con base en teorías que
hacen alusión a conceptos relacionados al artículo, para lograr una mejor visión
del paradigma de rutina como un fenómeno de la complejidad.
En primer lugar
encontraremos la definición y problematización del concepto de rutina, con la
finalidad de aterrizar y vincular con el paradigma de la cotidianidad.
En primera instancia me
parece pertinente desarrollar la definición de rutina que han dado algunos
autores, sin embargo es importante mencionar que el constructo social concibe
el término rutina como un hábito o una costumbre que se desarrolla de acuerdo
al contexto en el que se interactúa de forma automática, sin necesidad de implicar
el razonamiento ya que para poder llevarla acabó el sujeto se sumerge en un
ciclo de actividades que desde su subjetividad están determinadas y que son
parte de un circuito cerrado, que consecuentemente no puede ser alterado debido
a su mecanicidad de horarios, funciones y actores. Humberto Giannini (1987 p.
42) sostiene que “…la palabra ‘rutina’, (…) proviene de ‘ruta’. De un
movimiento rotatorio que regresa siempre a su punto de origen”; por
lo tanto se señala que en la rutina se encuentre un mecanismo de rotación “…la
rutina es regreso a lo consabido, a lo mismo; y este hecho está ligado a un
continuo asegurarse de la norma y la legalidad de las cosas” (p. 41); esto
quiere decir que consecuentemente la rutina se inserta en un circuito de traslación
que al mismo tiempo es repetitivo y que para Giannini la “ruta” o rutina es “el
camino construido sobre un entramado de normas, eternas e interiorizadas,
visibles o invisibles, que aseguran la llegada normal y regular a nuestro
destino”(p. 42); además también menciona que la rutina no se puede alejar de la
cotidianidad[3].
Mirar la cotidianidad
como un proceso complejo asociado a la rutina, que vincula los mecanismos del
mundo especificados en contextos determinados, incita a que sea vivificada como
una experiencia de apropiación, en la que actúan contenidos de saberes y prácticas,
que son adoptadas por los individuos de forma natural como parte de un proceso de
cosificación.
En el supuesto de analizar
la cotidianidad como una experiencia de
apropiación, es partir de la idea que ésta, puede considerarse como una dinámica
humana, donde se enlazan una serie determinaciones sociales, comportamientos y
vivencias culturales y psicosociales. Los cuales en su interacción rotatorio o repetitivo dan
cuenta de la historicidad de los sujetos en su vivir de todos los días.
Lo anterior saca a colación
otro concepto que hace alusión y que desde mi perspectiva es el escenario de la
rutina o de la cotidianidad, que es lo que llamamos vida cotidiana, para Rossana
Reguillo (2000), la vida cotidiana “se constituye en un lugar estratégico para
pensar la sociedad en su compleja pluralidad de símbolos y de interacciones ya
que se trata del espacio donde se encuentren las practicas y las estructuras
del escenario de la reproducción y simultáneamente de la innovación social”;
esto quiere decir que sin duda, donde se inserta la rutina no es en otro lado, más
que en la vida cotidiana.
Conclusión.
Con base a todo lo
anterior se puede señalar que no se puede hacer un análisis de las problemáticas
sociales sin antes abordar esta cuestión de la rutina o cotidianidad social
como parte de la vida ordinaria. Y aunque el tema de la rutina no suene algo
complejo, señala Maurice Blanchot (1987 p.32) “lo que ocurre con nuestra
cotidianidad es que precisamente por estar muy presente y ser muy evidente se
nos vuelve también imperceptible e inteligible” y esto es precisamente lo que
rescata Morín de los fenómenos, que aunque se visualicen de una manera simple,
al momento de que los sujetos adoptan o crean un mecanismo en su vida, omiten
la complejidad de lo que están viviendo, debido a que la repetición o reproducción
de las actividades sociales suelen segar a los sujetos negando la realidad de
la complejidad, para insertarse y reproducir la lógica de la rutina.
Una opción de
acercamiento a la comprensión de la cotidianidad social la podemos encontrar en
la fenomenología (Husserl 1984) ya que
desde esta postura podemos identificar que los fenómenos sociales, en nuestro
caso la cotidianidad, existen a raíz de sus propias interrelaciones y a la creación
de escenarios en su vida diaria ; así mismo nos permite pensar el fenómeno de
la rutina como un proceso dinámico, vivo, que concibe una realidad específica y
que inserta significaciones y sentidos concretos en los individuos en sus contextos
de vida.
Bibliografía.
Acevedo, Jorge, Pensando la vida cotidiana con
Humberto Giannini. Limite (en línea) 2016: (Consultado el 3 de diciembre de
2017) Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83648394006> ISSN 0718-1361
Husserl, Edmund (1984), Crisis de las ciencias
europeas y la fenomenología trascendental. México: Editorial Folios
Ediciones
Lalive D´epinay, Christian, La vida
Cotidiana: Construcción de un concepto sociológico y antropológico. Sociedad
Hoy (en línea) 2008: (consultado el 3 de diciembre de 2017) Disponible en: <http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90215158002> ISSN 0717-3512
Morín, Edgar. (2005). Introducción al pensamiento Barcelona: Editorial Gedisa.
Reguillo, Rossana. (2000). La Clandestina Centralidad de la Vida Cotidiana. México: Editorial
Anthropos.
·
[1] Morín, Edgar. (2005). El sistema abierto. En Introducción al pensamiento complejo (p. 43). Barcelona:
Editorial Gedisa.
[2] Para Morín el organicismo, en una palabra, supone una organización
completa y rica (2005 p. 52).
[3] Lalive describe la cotidianidad como una “dialéctica entre la
rutina y el acontecimiento” (2008 p.9)
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