Nunca había visto una película filmada en Riad, así que me generó mucho interés ver escenas de sus calles de pequeñas banquetas y amplios espacios para el coche, la escuela exclusiva para niñas con sus alfombras, el centro comercial con sutiles acomodos de fondo con la bandera de Ibn Saud y la ciudad en sí o lo que se muestra de ella con sus monocromáticas fachadas amarillas.
La protagonista Wadjda, no es una niña servicial ni obediente, al contrario, es mentirosa, altanera y engañosa, y eso es quizá lo más importante de la película, nunca se victimiza a la protagonista ni a las mujeres que le rodean, todo esto pese a que es notorio las restricciones a su libertad en un país como Arabia.
Sin embargo en lo que es una de las últimas monarquías teocráticas del mundo es notorio la fisura que existe entre las estrictas restricciones legales que aún permanecen y la permisibilidad social creciente a abandonarlas; Mujeres sin la Yihad, hombres jugando videojuegos violentos, niños y niñas jugando juntos, pre adolescentes escribiéndose cartas de amor, una mujer adulta teniendo encuentros con un "ladrón" (¿de corazones?) y una niña montando una bicicleta, todo prohibido por la casa real Wahhabista, al menos hasta 2014 que es la fecha de estreno de esta película.
De hecho, las noticias más escandalosas de Arabia Saudita son justo las que involucran a personas de ese país envueltos en líos legales por romper en público y de manera cada vez más frecuente lo prohibido. En 2016 por ejemplo, la Mutawa detuvo a un youtuber por “ligar” vía streaming con una chica estadounidense acusado de “comportamiento no ético”, en 2017 fue detenido un niño de 14 años por bailar la macarena, en 2018 fueron detenidos dos jóvenes por bailar en la calle y ese mismo año el país fue titular mundial por irrumpir en la celebración simbólica de una boda simbólica Gay en la que se encontraban prominentes personajes de la clase alta de Riad.
Pienso que la bicicleta tiene un sentido simbólico, una especie de advertencia profética ya que si consideramos que el verde fue el color de la capa de mahoma y por lo tanto el color del islám y de Arabia, una niña montando una bicicleta de ese color lo entendería como una secuencia simbólica de apuesta al cambio, la necesidad de que las mujeres también puedan conducir y no sólo una bicicleta en Arabia, en el Islám y en la interpretación de las enseñanzas del profeta Mahoma.
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