Por: Alejandra Colin.
Marc Augé, en la década de los 90´s acuñó el término de los “no lugares”, en el epílogo de su libro el autor señala que reencontrar el no lugar del espacio puede implicar escapar a la coacción totalitaria del lugar, sin duda, encontrarse con algo que se parezca a la libertad.
El parque villas del Nilo renació de sus cenizas cual ave fénix para pasar a ser conocido como el parque de los perritos, un lugar que parecía estar olvidado, salvo para alguno que otro adolescente que tenía la necesidad de ir fumar a escondidas de sus papas, comenzó a ser ocupado por dueños responsables de perros, perros grandes, perros pequeños, medianos, criollos y uno que otro de raza, la dinámica consistía en dar unas cuantas vueltas con su perro y volver al día siguiente para hacer exactamente lo mismo, con el tiempo los perros sintieron las inevitables ganas de jugar con sus iguales, los dueños poco temerosos soltaban a sus perros para que jugaran un par de minutos, terminando el juego, los dueños se despedían con un hasta luego.
hasta que de pronto se hizo un grupo grande personas que se junta todos los días entre 6 y 8:30 de la noche, salen de sus casas y se juntan en el mismo punto de reunión el que llegue primero es el encargado de poner el agua en el lugar de siempre y sacar algunos juguetes para la diversión de los perros, desde hace un par de meses atrás quizás un año me di cuenta que soy parte de este particular grupo de socialización, pero no me había tomado el tiempo de observar hasta el momento de la clase.
La mayoría de las personas que se juntan, son adultos, solteros, casados sin hijos, ancianos, y todos comparten algo en común, aman a sus perros, su círculo de amigos pareciera no va más allá de las personas que conocieron en el parque paseando a sus perros, poco a poco se van integrando más personas, las pláticas van desde las croquetas adecuadas, un buen veterinario, hasta los temas personales
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Este grupo de personas que suelen vivir alrededor del parque comenzaron a organizarse para salir a recoger la basura, colocar bolsas grandes para la basura y otras pequeñas en los árboles para recoger los desechos de los perros, regar ya que en su mayoría el lugar está compuesto de tierra, inclusive hacen composta para los árboles pequeños que algunas personas van a plantar al lugar, colocaron letreros por todo el parque pidiendo que lo que lo cuides, que no tires basura entre otras cosas. si un perro sin hogar llega al parque todos son encargados de llevar comida y cuidar que el perrito nueva tenga agua, si está en las posibilidades de alguien lo lleva a saca hasta encontrarle algún dueño. Con el tiempo han tenido que llorar la perdida de algun perrito, consuelan al dueño en su pérdida y lo acompañan en su dolor, y también han tenido que darle la bienvenida a nuevos integrantes en el grupo con una sonrisa y un saludo amable.
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Lo curioso de este grupo es que en su mayoría no se sabe como se llaman los dueños de los perros, nunca nadie se preocupo por preguntar ese pequeño dato, saben donde trabajan, lo que estudiaron y hasta el meno de la semana pero el su nombre no , conocemos a la perfección a la flaca, morusa, o ginebra los nombres de los perros. pero los dueños en este peculiar grupo pasan a un segundo plano, en segundo plano, que en algunas ocasiones que te encuentren por casualidad en la calle no te reconocen o el saludo no es más que una sonrisa amable. En tiempos de Covid este grupo redujo sus encuentros diarios a un día por semana, siempre en el mismo lugar y a la misa hora.
Este grupo de personas que suelen vivir alrededor del parque comenzaron a organizarse para salir a recoger la basura, colocar bolsas grandes para la basura y otras pequeñas en los árboles para recoger los desechos de los perros, regar ya que en su mayoría el lugar está compuesto de tierra, inclusive hacen composta para los árboles pequeños que algunas personas van a plantar al lugar, colocaron letreros por todo el parque pidiendo que lo que lo cuides, que no tires basura entre otras cosas. si un perro sin hogar llega al parque todos son encargados de llevar comida y cuidar que el perrito nueva tenga agua, si está en las posibilidades de alguien lo lleva a saca hasta encontrarle algún dueño. Con el tiempo han tenido que llorar la perdida de algun perrito, consuelan al dueño en su pérdida y lo acompañan en su dolor, y también han tenido que darle la bienvenida a nuevos integrantes en el grupo con una sonrisa y un saludo amable.
Lo curioso de este grupo es que en su mayoría no se sabe como se llaman los dueños de los perros, nunca nadie se preocupo por preguntar ese pequeño dato, saben donde trabajan, lo que estudiaron y hasta el meno de la semana pero el su nombre no , conocemos a la perfección a la flaca, morusa, o ginebra los nombres de los perros. pero los dueños en este peculiar grupo pasan a un segundo plano, en segundo plano, que en algunas ocasiones que te encuentren por casualidad en la calle no te reconocen o el saludo no es más que una sonrisa amable. En tiempos de Covid este grupo redujo sus encuentros diarios a un día por semana, siempre en el mismo lugar y a la misa hora.
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