En
este texto se habla primeramente de que ya está más que entendida y asimilada
la caracterización de los sistemas complejos, sin embargo son de tal fuerza que
ahora lo complejo es saber cuáles sistemas son complejos y cuáles no.
Stephens
realiza un comparativo entre el sistema de lenguaje y el biológico para decir
que evidentemente existen ciertas características similares de amos sistemas,
sin embargo se apunta que en el caso del sistema de lenguaje éste tiene
propiedades emergentes que dependen de jerarquías, esto es el sistema de
lenguaje está compuesto por bloques o niveles que deben superados uno a uno,
que el significado de lenguaje tiene completa relación con el termino utilidad.
Por su parte los sistemas biológicos deben complementarse cada una de sus
partes para ya articuladas trabajar en armonía.
Se
habla además de dos posturas diferentes: los que tienden a generalizar y los
que tratan de mirar las cosas desde una perspectiva más específica. Para el
autor cada una contiene ciertas ventajas que podrían ayudar a desarrollar
trabajos cada vez más completos, sin embargo se advierte que la única forma de
que estas posturas brinden mejores resultados es combinándolas, es decir lograr
abstraer los beneficios de cada una a fin de generar estrategias de análisis
novedosas.
Lo
interesante de todo esto es saber cómo medir un sistema complejo, como
moderarlo para saber que tan complejo es, porque como ya se vio hay sistemas
que damos por sentado son complejos y en realidad no lo son tanto, en la mediad en la que no cumplen con todas las características que ya se consideraron previamente.
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