Realidad compleja del Divorcio.
Uno de los clichés más comunes
es, “todo pasa por algo” nos hace minimizar los sentimientos y nos obliga a
llegar pronto a un punto de resignación ante las situaciones que la vida nos
presenta. Y esta frase es muy utilizada cuando de divorcio se habla.
A pesar de que México es
considerado internacionalmente como un país de alta estabilidad familiar, los divorcios y la separación conyugal han
ido en aumento por lo cual considero importante el análisis y la relación de
las causas y efectos que este hecho provoca en la sociedad.
Y es ahí donde radica la
realidad compleja de mi tema de investigación que será un estudio de caso.
Una tarde mientras platicaba
con mi mamá y una de sus amigas, me comentaron la situación de una señora mayor
que se encontraba en un proceso complicado de divorcio. Inconforme con la
injusticia y la desigualdad a la que se estaba enfrentando esta señora me
ofrecí a acompañarla en ese proceso.
Fue en ese momento donde me di
cuenta que eso es verdaderamente un problema social y que hace falta más apoyo
y orientación para este grupo de personas.
Esta situación en particular me
llenó de dudas, ¿Cómo es posible que existan personas con la fuerza de dejar
sin nada a alguien que los acompaño en todo momento por muchos años de su vida?
Esa persona con la cual formaste una familia y que te apoyo en tu crecimiento
académico, personal y laboral. ¿Cómo es posible que no les importe su futuro ni
cómo van a vivir los últimos años de su vida? Y que les sea muy fácil disfrutar
y compartir con alguien más los frutos y beneficios que les costó años de
trabajo y sacrifico como pareja.
Me llamó la atención que este
tipo de procesos se contamine con manipulación y chantaje emocional de ambas
partes, que uno de los objetivos sea deslindar culpas sin importar el daño
psicológico que esto cause. Pareciera que parte del proceso es destruir
completamente a la otra persona y salir “triunfando” con los mayores beneficios
posibles.
¿Qué pasa con estas personas
cuando no tienen a nadie más? Si dedicaron su tiempo y su vida entera a su
pareja e hijos. ¿Cuáles fueron las causas? ¿Qué pasará con su vida? ¿Cómo
retomarán o reiniciaran su vida?
En 2013 se registraron
108 727 divorcios, en 2012 fueron 99 509 y en 2011 la cifra se ubicó en 91
285.
En 2018, la proporción de hombres de 15 y más
años de edad unidos es de 60% y la de mujeres unidas, del mismo grupo de edades
es de 56%.
De acuerdo con los registros administrativos,
se confirma la tendencia en la disminución de los matrimonios en México, ya que
de 2016 a 2017 el indicador descendió 2.8%. Por el contrario, los divorcios se
incrementaron 5.6% en el mismo periodo.
En 2018, 35 mil 720
jaliscienses contrajeron nupcias y 10 mil 108 deshicieron el trato. En 2017
hubo 37 mil 756 uniones y 4 mil 721 disoluciones. Veinte años antes, en 1997,
51 mil 535 personas se casaron y tan solo mil 853 disolvieron el contrato.
La realidad es que el divorcio
es un tema complejo, involucra la ruptura del primer grupo social al que
pertenecemos que es la familia, va de la mano con una carga moral, social (¿el
que dirán?), emocional (¿Qué hice mal?), religioso (el matrimonio representa
ante la iglesia un compromiso de unión hasta que la muerte los separe). Quizás
el tema está más normalizado en las nuevas generaciones pero en las personas
mayores es aún más complejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario